Aunque el lío se resolvió de la mejor manera posible, con la Academia dictaminando que la nominación a la actriz sigue en pie. Bien vale hacer un recuento y contar qué pasó con esta polémica designación. La mañana de las nominaciones a los Oscar, cuando se anunció el nombre de Andrea Riseborough como candidata a actriz principal, quienes estaban en el Teatro Samuel Goldwyn se quedaron sin aliento.
La nominación tomó a muchos por sorpresa, ya que su campaña de premios por su interpretación en la película independiente To Leslie apenas había comenzado un par de semanas antes. Muchos ni siquiera habían oído hablar de esta pequeña película sobre una mujer con problemas de drogadicción que trata de enderezar su vida una y otra vez, pero una campaña impulsada por varias estrellas y colegas de Riseborough arrasó en Hollywood y le valió una inesperada nominación.
Días después, la discusión se centró en torno a si se habían infringido las normas de la Academia al llevar a cabo esta campaña. El viernes pasado la Academia emitió el siguiente comunicado: “El objetivo de la Academia es garantizar que la competencia por los premios tenga lugar de manera justa y ética, y nos comprometemos a garantizar un proceso inclusivo. Estamos llevando a cabo una investigación de los procedimientos de la campaña en torno a los nominados de este año para asegurarnos de que no se haya infringido ninguna directriz, o si es necesario introducir algunos cambios en las directrices en una nueva era de redes sociales y comunicación digital. Confiamos en la integridad de nuestros procedimientos de nominación y votación, y apoyamos las campañas de base genuinas en favor de actuaciones destacadas“.
Si bien su comunicado no nombra específicamente a la actriz de To Leslie, queda claro que todo este revuelo se debe a este caso. Si todavía no te suena de nada este asunto, resulta que alrededor de una semana antes de las votaciones para las nominaciones a los Oscar, varios actores de primer nivel, entre ellos Edward Norton, Jennifer Aniston, Melanie Lynskey y Helen Hunt, empezaron a dedicarle tuits elogiando efusivamente la película y la actuación de Riseborough. Gwyneth Paltrow organizó una proyección y Amy Adams moderó un debate sobre la película. Fue en un encuentro virtual donde Kate Winslet dijo que la de Riseborough era “una de las mejores actuaciones que he visto en toda mi vida”. Y Cate Blanchett, que ahora compite con ella en la categoría de Mejor Actriz, la mencionó sobre el escenario al recoger su premio en los Critics Choice. Las cosas empezaron a ponerse sospechosas cuando algunos especialmente observadores se dieron cuenta de que muchos de los tuits de apoyo, como este de Mia Farrow, utilizaron la misma frase: “una película pequeña con un corazón gigante”.
Lo que quedó en evidencia es que, incluso a pesar de haber sido tildada de campaña sin ningún financiamiento detrás, sigue siendo una campaña, y además una muy bien orquestada. El equipo de relaciones públicas de Riseborough, su agencia y su manager recurrieron a sus contactos, y se contrató a la compañía de relaciones públicas Shelter, especializada en premios para coordinar su campaña. Según contaron fuentes cercanas, en un correo electrónico dirigido a actores y directores de primer orden (así como votantes) los animaba a promocionarla lo más posible a través de sus redes.
Fue una forma de hacer campaña para una película prácticamente sin precedentes, ya que la mayoría de los estudios lanzan campañas de premios que comienzan en los festivales y continúan durante meses con proyecciones y eventos y mucha prensa de por medio, pero el asunto es que acá consiguieron el apoyo de muchos actores influyentes justo cuando se abrieron las votaciones. “Siempre ha habido mucho boca a boca y lo importante es dar a conocer la película, y aunque esto parezca tan poco convencional, en realidad no lo es: simplemente ha atraído más atención porque se trata de gente de perfil muy elevado”, afirma un estratega de premios. En algunos casos resulta fácil trazar una línea clara entre Riseborough y sus seguidores más destacados (sin ir más lejos, protagoniza junto a Winslet la serie limitada The Palace, que se estrenará próximamente).
Por su parte, la Academia tiene un protocolo estricto para las campañas cuyo propósito es evitar este tipo de abusos en el proceso de selección. “El objetivo de la Academia es garantizar que la competencia por los premios se lleve a cabo de forma justa y ética”, dice el reglamento, “La Academia exige que los miembros votantes de la Academia hagan sus elecciones basándose únicamente en los méritos artísticos y técnicos, así como logros de las películas que cumplen los requisitos para ser elegidas”.
También es un desenlace triste para Riseborough, nominada por vez primera. Una actriz camaleónica y de gran talento que lleva años entregando su talento con sus potentes actuaciones en proyectos como W.E., y La Batalla de los Sexos. Su nominación ahora se ve ensombrecida por las dudas que despierta su campaña y el impacto de la misma en esta temporada de premios. Muchos de los que la apoyaron probablemente lo hicieron porque quisieron darle un empujón a una pequeña película indie sin presupuesto con el que financiar una campaña masiva que se prolongue durante meses.
Aquellos actores probablemente fueron considerados el rival más débil en algún punto de su carrera, así que el hecho de que la campaña pusiera de relieve que se trata de “una película pequeña con un corazón gigante” posiblemente les tocó la fibra. Ya con el asunto resuelto, de todas maneras quedó como el primero de los escándalos que tiñe esta nueva versión del Oscar y que marcará, de alguna forma, un precedente para futuras nominaciones.