Mientras el vínculo entre los hermanos William y Harry permanece fracturado, una nueva arista de debate ha comenzado a tomar fuerza en los pasillos reales: el futuro de los hijos del duque de Sussex. Y, más precisamente, si el príncipe Archie y la princesa Lilibet podrán, algún día, asumir un rol activo dentro de la monarquía británica.
Según publicó The Guardian, el príncipe Harry estaría decidido a preservar esa posibilidad. Su intención, según revelan diversas fuentes, es que sus hijos con Meghan Markle mantengan los títulos de Alteza Real (HRH), lo que abriría la puerta a una eventual participación oficial en la vida pública de la realeza.
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Una especie de derecho reservado para cuando Archie, de seis años, y Lilibet, de cuatro, puedan decidir por sí mismos si desean una vida institucional o un camino más privado. No obstante, el escenario bajo el eventual reinado de su tío, el príncipe William, no sería necesariamente favorable. De hecho, The Sunday Times reportó el 21 de junio que “en los círculos reales existe desconcierto” ante la idea. Y que los roles reales para los hijos de Harry “son poco probables” en ese contexto.
Desde el entorno de los Sussex evitaron profundizar: “No comentamos sobre temas privados relacionados con los hijos del duque y la duquesa de Sussex”, señaló un portavoz.
La conversación no surge de la nada. De acuerdo con The Guardian, recientes solicitudes de pasaportes para Archie y Lilibet se vieron retrasadas durante casi seis meses debido a que fueron enviadas con los títulos HRH incluidos.
Una fuente legal aseguró al medio que hubo una “clara reticencia” por parte de las autoridades británicas. Y que el impasse incluso llevó a Harry a considerar la posibilidad de utilizar el apellido Spencer, por parte de su madre, Diana, como alternativa temporal.
“La demora fue significativamente mayor a la habitual”, confirmó una fuente a People, señalando que el proceso, que normalmente demora unas tres semanas, se convirtió en motivo de frustración para la pareja. De acuerdo con una fuente citada por The Guardian, “el Rey no quería que Archie y Lili llevaran títulos, especialmente el de Alteza Real, y los pasaportes británicos, una vez emitidos, serían la primera y quizás única prueba legal de sus nombres“.
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El Palacio de Buckingham, por su parte, negó categóricamente cualquier participación del rey Carlos o su equipo en el retraso de los documentos. Aunque hoy todo indica que ni Archie ni Lilibet asumirán funciones oficiales durante el reinado de William, lo que Harry parece buscar es algo más simbólico: que, llegado el momento, sus hijos puedan elegir. Y quizás, en esa elección, también reconciliar los caminos de la familia real.