Jean Smart sabe comprometerse. Cuando estaba por finalizar el rodaje de Mare of Easttown, la peculiar madre de Kate Winslet en la fabulosa miniserie de HBO, Smart tuvo una idea. Se le ocurrió que en la escena en la que su hija Mare sale a tener una cita, su personaje tenía que asomarse por la baranda de la escalera para espiarla.
La primera toma salió bien, y las siguientes tomas, lo mismo. Hasta que en cierto momento, Smart se asomó demasiado, y se cayó por la baranda y rodó por las escaleras hasta quedar de espaldas sobre el piso. Winslet se lanzó para ayudarla. “Pensé que se había roto todos los huesos del cuerpo”- confesó Winslet al recordar el momento-. Y desde el piso Jean Smart decía: “Esto me pasa por hacer cosas de más. ¿Cuándo voy a aprender? Hago cualquier cosa por provocar una risa”. Winslet la tranquilizó, pero a Smart solo le importaba una cosa: “¿Pudieron grabarlo? ¿Quedó bien?”
A los 69 años, Jane Smart no es ninguna ingenua. Durante sus casi cinco décadas en la industria del espectáculo, lleva acumuladas nueve nominaciones al Emmy —tres por comedia, cuatro por drama, dos por miniserie— y ha ganado tres estatuillas, todas como actriz invitada o de reparto. Durante años, Hollywood pareció subestimarla, para luego redescubrir, como está pasando ahora ganándose todos los premios por la comedia del año y la que resultó destronar a Ted Lasso, Hacks de HBO Max, que Smart realmente era una gran estrella y por sobre todo, una tremenda actriz. “La verdad que no conozco un actor mejor que ella”, dice una histórica colaboradora suya, Linda Bloodworth-Thomason. “No se me ocurre nada que no pueda hacer.”
“Es todo muy raro, porque no me siento mejor actriz ahora que antes”, bromea la actriz. Jean Smart creció en Seattle, y es la segunda de cuatro hermanos. Estudió teatro en la Universidad de Washington —como es muy alta, le tocaban muchos papeles de villana—, y se casó la noche en que se recibió de actriz. Fue esposa de un marine durante varios años, hasta que ese matrimonio se terminó y volvió a la actuación, mudándose a Nueva York, donde increíblemente logró ensayar el papel de Lady Macbeth, pero simultáneamente interpretaba en otra obra a una lesbiana moribunda.
Entre incursiones en Broadway y una seguidilla de secundarios menores, en 2000 y 2001 se llevó el Emmy como actriz invitada por la serie Frasier lo que marcó el primero de sus renaceres. Cinco años después interpretó a una astuta primera dama en la serie policial 24, y en 2008 ganó otro Emmy como actriz secundaria por su participación en Samantha Who?, su segundo renacer. Y de repente, empezaron a aparecer oportunidades. Noah Hawley, el creador de la serie Fargo le pidió que audicionara para un papel en la serie y la actriz se hizo de inmediato con el rol. Luego vinieron Legion y Watchmen, hasta brillar en su secundario en Mare of Easttown. Su accidente cayendo de la escalera le dejó con una costilla rota y una conmoción cerebral. Pero estuvo de vuelta en el set de filmación tan pronto como los médicos y la cuarentena se lo permitieron. “Tuve suerte de no romperme la nariz, un brazo o algo que me impidiera volver al trabajo”, confesó aliviada.
El centro de Hacks es Deborah Vance (Jean Smart), una veterana comediante que comenzó su carrera en TV, que en los 80 estuvo a punto de convertirse en la primera mujer conductora de un late show y que a partir de un penoso episodio de su vida privada cae en desgracia y lo pierde todo. Obstinada como pocas, Deborah se levanta de sus lamentos y hace cuarenta años que se sube al escenario del Hotel Palmetto en Las Vegas para hacer su show para turistas que la adoran. Pero poco a poco el interés y la novedad comienzan a decaer. Cuando el dueño del Hotel le anuncia que reducirán el número de shows porque la gente pide otra cosa, la diva entra en colapso. Su agente le ofrece la idea de sumar a una guionista joven que le ayude a renovar su stock de chistes gastados.
El encuentro de ambas mujeres es un alucinante choque de fuerzas y la química entre ambas actrices descomunal. Por sus edades, Deborah y Ava, la joven guionista, podrían ser abuela y nieta, que no comparten miradas de mundo, ni de género, ni el mismo humor y hasta compiten por cual de las dos es más inteligente. Pero ambas tienen claro que se necesitan la una a la otra. Durante diez capítulos de media hora cada uno, estas dos mujeres entregan actuaciones y diálogos llenos de matices, humor y emociones.
A partir de los premios y el éxito de audiencia, Hacks tiene asegurada su segunda temporada. Y todos los reconocimientos y las cifras de audiencia están absolutamente merecidos. Al parecer este es el renacer y la consagración definitiva para Jean Smart. Una leyenda cuyo arte en la pantalla es una delicia de disfrutar.