Por Vero Marinao
Qué actorazo es Claudio Rissi, uno de los protagonistas de la serie argentina El Marginal. En realidad, el desempeño actoral de todo el elenco es notable, pero él, quien interpreta a Mario, el mayor de los hermanos Borges, se adueña de la cámara en cada escena porque, como todo buen actor, su talento reside en que pareciera que no está actuando.
Esta serie estrenó su primera temporada en 2016 y, desde entonces, la crítica especializada le rinde una justificada pleitesía.
La cantidad de personajes que entran en juego es enorme, sin embargo, en poco tiempo los guionistas construyen cada una de sus personalidades y, al mismo tiempo, desarrollan una historia redonda, cruda y sorprendente.
La trama se desarrolla en la cárcel San Onofre, donde el director del penal, Antín (Gerardo Romano) es tan delincuente como los presidiarios (o más). Nicolás Furtado, un gran actor uruguayo, da vida a Diosito, el hermano menor de los Borges.
Pese a sus graves delitos, este personaje tiene una moral particular que, a ratos, hasta enternece. Esa relativización de la maldad es fascinante porque provoca contradicciones en la audiencia.
La buena recepción de Diosito Borges ha tenido en los televidentes es indiscutible, quizás por eso los creadores le han dado cada vez más importancia. Además, aporta notas de humor, un respiro que siempre se agradece en historias como estas, donde la tensión y las muertes crecen como bola de nieve.
La tercera temporada propone un ejercicio interesante, no es ni una secuela ni una precuela, de hecho, en el primero capítulo hay que tomarse varios minutos para entender el juego temporal… (no podemos decir más). Hay algunos personajes nuevos, pero sin duda, el más importante es el que interpreta Lorenzo Ferro, El Moco (bautizado así por Diosito), un joven de alta sociedad que, sin querer, pero bajo la influencia del alcohol, chocó su auto y, producto de eso, murieron dos de sus amigos.
Los hermanos Borges, que son los presidiarios que controlan toda la cárcel, lo protegerán a cambio de que el padre del joven les consiga de manera trucha su libertad.
Si bien la tercera temporada no tiene la misma potencia de la segunda, es un producto de gran calidad y el último capítulo funciona como reloj suizo, sobre todo la escena final, que es excepcional e inesperada. Es tan intrigante ese momento que sus fans sólo querrán ver lo más posible la cuarta temporada.