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En un nuevo episodio de Salud Consciente, Rodolfo Neira nos vuelve a hacer reflexionar desde una mirada amplia de la salud humana, que vincula también todos los cuerpos que hemos olvidado. No solo el físico, sino también el mental y espiritual. Y en esta ocasión, nos sumergimos en una profunda reflexión junto al médico integrativo, Ricardo Soto, fundador de Medicina Consciente, para hablar sobre el momento que estamos viviendo, y por qué hoy las emociones son tan relevantes para la salud humana, y cómo la perdemos.
Según Ricardo Soto, “hemos venerado al cerebro como el único órgano vinculado a la inteligencia, pero no lo sabe todo. Tiende a dar respuestas, pero no es el único capaz de solucionar”. Y aquí es donde todo el organismo se ve involucrado, órganos por órgano. Y él nos invita a hacernos tres preguntas sobre esta acción de silenciar la vivencia emocional.
Por qué callamos…
“Callamos emociones por miedo a ser, por ser quienes somos y ser juzgados a su vez por el entorno, rechazados, heridos o castigados. Y pareciera que tenemos vetado la posibilidad de ser libremente sin tapujos”.
Para qué callamos.
“Ahí no hay respuesta, y aparece el ego. Y este solo va a responder que ‘callamos para normalizarnos’. Y normalizar a alguien es hacerlo invisible, solo conforta al ego”.
¿No queremos ser normales?
“Aparece la magia y pasamos de normales a extraordinarios”.
Para Ricardo, un niño es el mejor ejemplo de simplemente ser, sin miedo al prejuicio o a mostrar las emociones. Pero mientras pasan los años, cada vez callamos más las emociones. Entonces nos enfermamos, y los remedios o falsos diagnósticos son las herramientas que acallan dichas emociones.
En la actualidad, y en medio de una pandemia, estamos siendo privados de la impotencia y accionar con nuestras emociones. “Cuando nos boicoteamos en manifestar las emociones como la ira, la rabia o la tristeza, los órganos se recienten y lo manifiestan. La impotencia se ve en las migrañas o cefaleas, la ira y el hígado, y así“, explica el médico.
Entonces existen varios tipos de personas, quienes están en el extremo en que logran ser y dejar ser sus emociones, aquellos privados de cualquier acciones por medios de las emociones, conteniendo todo ellos manteniendo una “parada” que no es, y quienes vibran en la apatía.
Esta última, la más peligrosa, según Ricardo Soto. Para él alguien apático en un momento como este, y en sus emociones, es alguien que está deshabitando su organismo, “es como un zombie”. Y agrega, “para llegar a una apatía nos debemos haber castigado hace mucho tiempo. Y este castigo solo se acaba con la compasión, y al compadecernos de nosotros mismos podemos solucionarlo”.
Para ambos profesionales esta situación planetaria que estamos viviendo es la oportunidad para despertar. “Que cada ser humano logre discernir qué es lo que les genera paz, y actuar desde ahí. Pero no hacerlo desde el medio por cosas que internamente no resuenan, sino desde el amor”, comenta Rodolfo Neira.
Ambos coinciden en que la reputación y el prestigio hay que botarlos a la basura, y no hay que pedirle permiso a nadie para ser. “Se debe expresar la impotencia. Se deben expresar las emociones, porque si no el cuerpo grita. Y hay que sanar desde el amor, porque todo lo demás solo alivia”, sentenció Ricardo Soto.
Los dos doctores coinciden en que el amor real es la base para sanar, solucionar y avanzar.
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