El pasado jueves 6 de octubre se estrenó El Castigo, la octava y nueva cinta del director nacional Matías Bize, en múltiples salas a lo largo del país. Una cinta intimista, como suele ser el sello del realizador, donde ahora recurre a dos componentes diferenciadores. Un drama con altas dosis de suspenso y además, experimenta con el registro sin cortes.

Pero esta vez, a diferencia de su anterior cinta, esto está grabado en exteriores, lo que le agrega un componente de mayor dificultad.

“Este trabajo tiene una cáscara de película de suspenso en el transcurso de la trama, para convertirse en lo que siempre he venido desarrollando, que son los temas de pareja. Y en ese sentido, es una cinta que te atrapa y no te deja salir de tu asiento, porque genera las preguntas de temas que son medios tabú y difíciles. En este caso, el cuestionarnos sobre la maternidad y todo el peso y responsabilidad que se le exige a la mujer, de toda la presión que viene desde la sociedad”, ha dicho el cineasta.

El Castigo narra cómo Ana (Antonia Zegers) y Mateo (Néstor Cantillana) buscan desesperadamente a su hijo Lucas (Santiago Urbina) que se les ha perdido en un frondoso bosque junto a la carretera. El suspenso por su búsqueda y la intriga de si logrará aparecer, lleva a la pareja a replantearse su amor, sus vidas y sus propios roles en la familia.

“La película empieza porque es un castigo que les hacen los padres a su hijo. Y a raíz de eso se les pierde y finalmente la cinta plantea para quién termina siendo el castigo, abordando así también el tema de la culpa. Mi primera misión como director es entretener, agarrar al público y no soltarlo hasta el final e igual de importante el generar conversación, preguntas y reflexión posterior, y eso El castigo lo cumple a cabalidad”, explica Matías Bize.

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Como ya mencionábamos, una de las características que posee este largometraje nacional, y uno de los desafíos para Bize, es el plano secuencia con la que fue filmado.

“Por un lado, grabar de esa manera es más difícil, implica ensayar mucho, no se pueden equivocar los actores y muchas cosas técnicas que tampoco pueden fallar. Y por otro, tiene algo muy bueno para los protagonistas, que es que viven la película completa. Y eso los hace cargarse emotivamente, no tiene la fragmentación del cine, en que a veces grabas el final al principio, luego la parte de en medio y concluyes con el inicio, o que el rodaje son en días diferentes con estados de ánimos distintos. Aquí arrancamos sin cortes, los actores tenían el viaje emocional y el arco completo de las emociones del personaje de forma continua. Fue algo complejo de lograr, pero les permitió lograr actuaciones más profundas y dramáticas de mejor manera”, contó el director.

Esta es la quinta vez que Antonia Zegers participa en un filme de Bize, mientras que Néstor Cantillana también ha participado en otros trabajos para el director nacional. “Necesitaba a dos tremendos actores que se echaran la película al hombro, y con ellos se cumplió esto a cabalidad”, aseguró el realizador.