La cuenta regresiva terminó: Downton Abbey: El Gran Final llega a los cines este octubre, prometiendo cerrar una de las sagas más queridas de la televisión y el cine con una mezcla irresistible de drama, romance y estilo.
La cinta sitúa a la familia Crawley en plena temporada londinense, con escenarios que evocan la elegancia de otra época: desde la recreación del Royal Ascot en el Hipódromo de Ripon hasta el fastuoso baile Petersfield. Y como dicta la tradición, los killer looks no estarán ausentes.
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Anna Robbins, la diseñadora de vestuario que ha acompañado la evolución de la serie, se adentra en un terreno fascinante: la transición entre las décadas de 1920 y 1930. “Durante la transición de los años veinte a los treinta, la moda experimentó cambios notables que se reflejaron en el vestuario de la película“, señaló, según Elle.
“En la moda femenina, se dejaron atrás las siluetas cuadradas, las cinturas bajas y los dobladillos cortos. Dando paso a cinturas naturales, faldas más largas y técnicas como el corte al bies, que realzaban la figura. En la moda masculina, la sastrería evolucionó hacia hombros más anchos y cinturas más ajustadas, creando proporciones más esculturales”. El resultado es un vestuario que no solo acompaña la narrativa, sino que respira modernidad, situando a los personajes en una estética renovada y vibrante.
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Robbins se sumergió en una investigación minuciosa, que incluyó visitas a la exhibición de Chanel en el Museo Victoria & Albert y la creación de mood boards inspirados en diseñadores de la época. “Me inspiré en diseñadores de los años treinta como Chanel, Vionnet y Lanvin. Incorporando referencias directas, especialmente de Chanel, en los looks de Lady Mary y Edith”, relató.
Entre las piezas más destacadas, la diseñadora menciona un abrigo de terciopelo pistacho, firmado para Lady Mary. Y un vestido de noche que rinde homenaje directo a Coco Chanel. “Su confección fue compleja, con godets en forma de chevrón. Y requirió semanas de trabajo minucioso del taller”, reveló.
Más allá de la trama y las emociones que promete este último capítulo, el vestuario de Downton Abbey: El Gran Final funciona como una cápsula del tiempo. Un recordatorio de cómo la moda es también historia. Y una forma de narrar cambios sociales, políticos y culturales a través de la tela, la costura y el detalle. La aristocracia británica, con sus secretos y pasiones, se despide a lo grande.