Revista Velvet | Eduardo de la Iglesia: “Pensé que este sueño nunca se concretaría”
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Eduardo de la Iglesia: “Pensé que este sueño nunca se concretaría”

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Eduardo de la Iglesia: “Pensé que este sueño nunca se concretaría”

POR Jon Reyes | 24 octubre 2024

Hasta el Mercado Urbano Tobalaba (MUT) llega Eduardo de la Iglesia (43) para conversar con Velvet. Lo hace tras una intensa jornada de grabación de su late show, “Todo va a estar bien”, que se emite todas las noches a las 22:30 por las pantallas del canal de cable Vía X.

Nos sentamos a conversar en un café, y mientras él pide un espresso, lo primero que llama la atención es lo impecablemente bien vestido que llega al encuentro. Un traje color café hecho a la medida, una camisa celeste y un gillette, que ya se ha transformado en su sello distintivo, hacen el match perfecto con unas zapatillas deportivas blancas que reflejan el espíritu urbano de este comunicador con 25 años de carrera. Hoy, vive un gran momento profesional y personal, junto a la numerosa familia que ha construido con su esposa, Pamela Ibarra, donde ella es la única mujer en una casa que comparten con cuatro hijos: Eduardo (12), Santiago (10), Pedro (6) y Beltrán (2).

–¿Cómo es enfrentar el día a día con cuatro hijos?

–Podría parecer una locura, pero para mí es lo más gratificante que me ha pasado en la vida”, cuenta este comunicador, que comenzó a fines de los noventa animando eventos en su natal Viña del Mar mientras estudiaba teatro. Fue en esa época cuando conoció a Pamela, durante un evento en la discoteca Kamikaze. Al principio, ella sólo quiso ser su amiga, pero la mezcla de ternura y pasión que desprende Eduardo, terminó por conquistarla con el tiempo.

–¿Cuál es el secreto para llevar 20 años juntos?

–Me encanta mi señora, ¡la encuentro muy rica! (ríe). Creo que yo también le gusto. Nos llevamos muy bien, mantenemos nuestros espacios y amigos. La Pame tiene un sentido del humor único y eso me sigue fascinando. Creo que esa es la clave. Y, como en mi trabajo, aplicamos el valor de escuchar.

Hoy, tras pasar por UCV, Canal 13 y La Red, Eduardo ha consolidado una carrera llena de altibajos, donde la perseverancia ha sido clave para posicionarlo como uno de los pocos animadores que puede darse el lujo de tener un programa de conversación tan ameno y profundo como el que lidera de lunes a viernes.

La frase “el valor de escuchar” le queda perfecta: no es de esos conductores que buscan la polémica o la cuña rápida para volverse trending topic. De la Iglesia es todo lo contrario. Sus invitados se relajan, cuentan anécdotas y se emocionan en un programa que, como su nombre indica, busca que la gente lo pase bien. Es una especie de válvula de escape frente a los contenidos más duros que se ven en la televisión hoy en día.

–¿Siempre soñaste con ser entrevistador en televisión?

–Durante mucho tiempo lo soñé y no llegaba. Me aburrí de esperar y pensé que este sueño nunca se concretaría.

En la vida me han dicho más veces que no a que sí. Todo ha sido cuestión de perseverancia, hasta que los ejecutivos de Vía X me ofrecieron este proyecto. Estamos en tiempos difíciles, y pensamos que este show debía ser un espacio para que la gente se relajara en casa. Aquí no se busca la cuña más llamativa ni la polémica, simplemente sabemos escuchar, y el programa brilla gracias a los invitados, no gracias a mí. Se trata de escucharnos y hacernos cariño en una sociedad que vive inmersa en la cultura de la cancelación.

–¿Pensaste alguna vez en tirar la toalla?

–Muchas veces. Mi carrera se ha construido a base de perseverancia y del cariño que me tengo a mí mismo. De tantas veces que me dijeron que no, fui superando obstáculos. He hecho de todo en televisión: estuve tras las cámaras, actué en series, me echaron, me dejaron sin sueldo en La Red… Hoy, tras 25 años de carrera, siento que esto es lo mío. Cuando se prenden las cámaras, se me olvidan todos mis problemas.

–Más allá de la TV, ¿cómo disfrutas tu tiempo libre?

–Con mi familia. Nos encanta acampar en Playa Blanca, en la Cuarta Región. Me desconecto por completo, ando descalzo siete o diez días. Aunque me cuesta desconectarme al principio, disfruto mucho esos momentos. También me gusta hacer deporte; ahora me estoy preparando para correr 21 kilómetros. Hace tiempo me di cuenta de que había ganado peso y me cansaba demasiado, así que cambié mis hábitos. Dejé de fumar hace ocho años, y aunque me encanta un buen asado, mantengo el equilibrio. No soy extremista, disfruto de un buen ceviche acompañado de pisco sour y unas machas a la parmesana.

Este multifacético comunicador, sin duda vive la vida va más allá de la TV. Es embajador de marcas como Skechers y todos los fines de semana se reúne religiosamente con sus amigos del Club de Fútbol Chilcano de Chicureo para jugar algo más que una pichanga. Con ellos ha visto cómo han crecido juntos, se han convertido en padres y han compartido la vida. Pero también, como buen anfitrión, disfruta de los asados y un buen pisco sour, otra de sus pasiones que llegó a rentabilizar.

Durante la pandemia, Eduardo y su esposa decidieron crear un emprendimiento que hoy emplea a más de una decena de personas: “De la Iglesia Premium Sour” (@sourdelaiglesia), un pisco sour artesanal sin conservantes ni aditivos, hecho bajo una antigua receta familiar que se puede encontrar en su sitio web (delaiglesiasour.cl).

Además, recientemente Eduardo cerró una negociación rápida para hacer radio junto a la comediante y comunicadora Renata Bravo. Entonces, además del emprendimiento familiar y su programa de TV donde practica el valor de oír historias de otras, ahora se le puede escuchar de lunes a viernes, de 8 a 10 am, en “Desayuno de campeones” por La Metro FM. Sin duda, este es su mejor momento.

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