Pocas personas saben qué es vivir el éxito desde muy temprana edad y salir airosos para contarlo. La actriz Drew Barrymore es una de las actrices con una de las carreras más exitosas en Hollywood, que debutó con solo seis años en la película E.T. de 1982, pero que provocó que su infancia fuese, al menos, complicada.
Sobre esto habló la actriz el viernes pasado en su podcast, Drew’s News, donde recibió de invitado a su gran amigo, el también actor Rob Lowe. Durante la conversación, la actriz contó algunos detalles de su atípica infancia, como el hecho de que sus padres le permitiesen consumir drogas siendo una niña, pero no alimentos azucarados.
Los dos actores conversaron acerca de si era beneficioso prohibir o no el consumo de azúcar a los niños. Y la protagonista de Los Ángeles de Charlie realizó una peculiar confesión: “Mi madre no me dejaba consumir azúcar. Studio 54, la marihuana y el alcohol estaban bien, pero no podía tocar el azúcar”, dijo Drew sobre la también actriz Jaid Barrymore.
De acuerdo con la actriz, que su madre le prohibiese tomar azúcar no hizo sino que ella desease comerlo más. “Escondía chocolate en el closet”, confesó, “todos los demás vicios eran conocidos, pero el azúcar era algo que ocultaba. De verdad, escondía una caja en el closet”. No es la primera vez que la actriz, que ahora tiene 47 años, cuenta cómo fue su atípico pasado.
“Tenía problemas y demasiados recursos”, explicaba hace unos meses en el programa The Howard Stern Show de SiriusXM. “Iba a discotheques y no al colegio y manejaba el auto de mi madre, estaba fuera de control”. Una situación muy complicada que le llevó a probar la marihuana con nueve años, la cocaína con doce, abusar del alcohol e incluso pensar en quitarse la vida.
A los 13 años, su madre la ingresó a un centro de salud mental durante más de un año: “No podías desobedecer ahí. Si lo hacías, te arrojaban a la habitación acolchada o te ponían en una camilla y te ataban“, explicó la actriz.
Después de “30 años de terapia y mucho examen de conciencia”, Barrymore aseguró que se dio cuenta de que tenía un problema. “Al final pensé que tal vez necesitaba algún tipo de estructura y disciplina porque todo era muy accesible. Estaba todo tan mal en mi mundo que tal vez era necesario un tratamiento para poder reiniciar el resto de mi vida”, reconoció. Incluso intenta explicarse la actitud de su madre en ese momento: “Creo que vivió con mucho dolor y yo tampoco le hablé durante mucho tiempo”.