Por

Catalina Olivos, socia de Santa Cruz IP

Bernardita Contador, abogada asociada de Santa Cruz IP

Noviembre fue el Mes del Diseño y dos hitos importantes relacionados a esta conmemoración marcaron la agenda. Por una parte, la adopción del Tratado de Riad sobre Derecho de los Diseños, que busca facilitar los procedimientos de protección en este ámbito, y por otro lado la Unión Europea actualizó la legislación vigente para mejorar la protección de los diseños industriales, en la era de los diseños digitales y la impresión 3D. Todo lo anterior es un espaldarazo al trabajo de los diseñadores y un fomento al resguardo de su trabajo.

¿Y qué pasa en Chile?

Ante un sistema que relativamente lento, caro y difícil, el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI) introdujo el año 2022 el “certificado de depósito”, que es una alternativa más rápida, simple y económica a la solicitud tradicional, ya que no se practica un examen de fondo. ¿Su función? Este certificado ratifica que el diseñador creó e ingresó en una fecha determinada el diseño, otorgándose entonces prioridad ante solicitudes posteriores si se deseara seguir con el procedimiento de solicitud, y una prueba de creación en caso de que esta no sea la opción. No otorga derechos de explotación exclusiva, pero sirve de antecedente en caso de que un competidor se arrogue la creación del diseño.

Pese a lo útil que puede resultar la herramienta, las cifras arrojan un bajo uso por diseñadoras y diseñadores. Las estadísticas de INAPI revelan que en 2018 se hicieron 608 solicitudes de diseño industrial, de las cuales solo el 8,14% provinieron de usuarios chilenos. Y en 2023 se realizaron aún menos: 452 requerimientos de diseño industrial, con un 10,8% de solicitudes hechas por residentes. Ese mismo año se solicitaron tan solo 48 certificados de depósito de diseño industrial. En definitiva, el sistema de diseños o dibujos industriales se utiliza poco, a pesar de ser una herramienta increíblemente útil para el diseño nacional.

¿Por qué no se han aprovechado los nuevos sistemas de protección?

El problema principal podría estar en la falta de publicidad. Si bien INAPI mantiene en su página web algunas gráficas al respecto y en su momento se hicieron eventos de difusión, en realidad esta materia parece ser demasiado lejana aun para los creadores de nuestro país.

Por otro lado, ¿existe educación al respecto en las escuelas de diseño? En nuestra experiencia, parece haber poca preocupación por la aplicación práctica o comercial del arte y diseño en las universidades, a diferencia de las facultades científicas que tienden a incorporar la protección de propiedad intelectual con mayor fuerza.

En nuestro país el talento es evidente. Vemos como surgen excelentes diseñadores que son referentes en la industria, pero sus creaciones no son protegidas y, por ende, muchas veces copiadas.

De esta manera, son los agentes de difusión los llamados a educar a los usuarios. Tanto INAPI como las universidades, institutos y asociaciones gremiales tienen el deber de comprender y explicar el sistema de protección. Existe una inversión importante en la implementación de esta nueva legislación que, hasta ahora y a nuestro parecer, no ha tenido la retribución que se merece.