Desde el Metropolitan Detention Center en Brooklyn, Luigi Mangione conmemoró su cumpleaños número 27 con una carta abierta que rápidamente comenzó a circular en redes sociales.
Lejos del tono que suele acompañar los titulares judiciales, Mangione sorprendió con una lista de cosas por las que se siente agradecido. El gesto, íntimo y algo performático, es una ventana a la mente de quien hoy enfrenta cargos estatales y federales, y cuyo juicio por asesinato no comenzaría antes de 2026.
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Entre los primeros agradecimientos, escribió: “Mis amigos, por estar ahí cuando más los necesité”. En segundo lugar, mencionó a su familia, aunque optó por resguardar parte de su privacidad con un mensaje elocuente: (Número dos), a mi familia, por (REDACTADO – ¡mi vida personal no es asunto suyo!).
Desde su celda, que comparte con otro interno al que llama J., Mangione también dedicó palabras al equipo de correspondencia del penal. “Gracias a quienes en la sala de correo fotocopiaron y procesaron miles de cartas enviadas desde más de 40 países, sus esfuerzos son valorados por muchos”.
Su tono, entre lo literario y lo irónico, no evitó guiños culturales. “El personal del MDC y los COs, que no se parecen en nada a lo que me hicieron creer The Shawshank Redemption y The Stanford Prison Experiment”, escribió como el punto número diez de su lista.
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Mangione también agradeció a quienes han contribuido económicamente a su defensa legal y a su inesperado fan club Latinas for Mangione. Pero quizás uno de los puntos más curiosos fue su mención a los memes que ha recibido desde su detención en diciembre de 2024. “La risa suena más fuerte que la lógica y tiene mucho más sentido”, le escribió un corresponsal.
Aunque no se ha confirmado si Mangione tiene acceso a internet, todo indica que le han mostrado versiones impresas de los memes, lo que refuerza el carácter particular de su rutina diaria. A la que él mismo describe como un “Groundhog Day” tras las paredes del MDC. Sin embargo, asegura que esta experiencia le ha permitido acercarse a “muchas personas talentosas y generosas”.
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También agradeció a quienes le han enviado libros y mencionó algunos de sus favoritos. Anthem de Ayn Rand, Your Next Five Moves de Patrick Bet-David y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. “He recibido tantos libros que no puedo leerlos todos, pero he podido compartirlos con personas como mi compañero de celda”, detalló.
Sobre J., escribió: “Pese a pasar la mitad del día en una jaula compartida y estar sentenciado a una década lejos de sus seis hijos, (él) tolera el desorden de todos mis papeles. Comparte su sabiduría única y no duda en aterrizarme cuando lo necesito”. Y añadió con un guiño: “Lee más que yo, y aprecia todo lo de Calvin and Hobbes”.
En un tono más enigmático, Mangione mencionó su polera de la suerte con mangas largas. Y agradeció por “los corazones”, sin precisar a qué se refería. También tuvo palabras para los extremos políticos de su país: agradeció a los conservadores “por conservar los aspectos de la sociedad que nos hacen grandes”. Y a los liberales, por abandonar “ideas obsoletas que frenan a Estados Unidos”.
Ya enfrentando la posibilidad de pena de muerte, concluyó: “Estoy agradecido por las pruebas que he enfrentado. Que espero me hayan preparado para cualquier cosa que venga”. Y cerró su lista con un concepto simple, casi poético: “la luz”.
Actualmente, Mangione espera su próxima comparecencia en tribunales el 26 de junio. La fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, ha adelantado que buscará la pena de muerte en caso de que sea hallado culpable del cargo federal por homicidio con arma de fuego.