Por María Gracia Silva, Licenciada en Ciencias Sociales PUC

Vivimos en un entorno donde se entrelazan el estrés y la violencia, lo que impacta directamente en el desarrollo de los bebés chilenos. La violencia, ya sea observada directamente o en entornos inseguros, se ha convertido en un factor importante del estrés infantil. El nivel de control percibido y la autoestima juegan un papel fundamental en cómo los niños procesan estas experiencias.

La exposición prolongada a situaciones estresantes como la violencia no sólo pone en peligro el desarrollo emocional y cognitivo, sino que también agota los recursos que se supone deben protegerlos. A pesar de estos problemas obvios, las políticas públicas en Chile no han logrado abordar adecuadamente el problema. La falta de estrategias y recursos integrales refleja una brecha que debe cerrarse con urgencia. 

Para esto propongo Destinar recursos significativos para servicios de salud mental infantil, asegurando que los niños afectados por la violencia tengan acceso a intervenciones especializadas. Sería la Creación de un nuevo programa dentro de Chile acrece Contigo, donde se puedan atacar de mejor manera estas situaciones. Que el programa esté enfocado en el cómo los padres/madres/cuidadores pueden abordar estas situaciones. Además de ser capacitados por profesionales, y existan incentivos de protección, se debe plantear un área de contención y manejo de emociones de los niños, donde existan profesionales que puedan intervenir para un mejor desarrollo de niños y niñas.