Nominada al Oscar en cuatro ocasiones; interpretó en la pantalla a Marilyn Monroe; fue pareja y tuvo una hija con un actor ícono en Hollywood y del que aún se lamenta su partida; y terminó siendo emblema de toda una generación al debutar en la célebre serie para adolescentes durante los 90’s como lo fue Dawson’s Creek. Sí, vamos a hablar de ella. De su talento descomunal pero silencioso a la vez, de cómo vivió su duelo luego de la muerte de Heath Ledger y se repuso convirtiéndose en un vendaval prodigioso de talento que le ha significado el reconocimiento de una industria y que la tienen hoy como co-estrella en el elenco de la película Marvel más taquillera post pandemia, Venom: Carnage liberado.
La estrella más silente y discreta de Hollywood acaba de adjudicarse protagonizar el fenómeno de taquilla en los cines del mundo. Venom: Carnage liberado, segunda parte de una franquicia de la factoría Marvel y protagonizada por Tom Hardy, es el estreno más exitoso en salas desde que el reglamento pandémico y las vacunas permitieron que nos relajáramos un poco y volviéramos al cine. En la primera parte del filme, Michelle Williams había dado vida a la fiscal Anne Weying, figura clave en historia, pero cuando le preguntaron sobre su posible participación en la secuela de Venom, dio una curiosa pero muy honesta respuesta: “ni siquiera sé bien qué es lo que pasaba en la primera, así que no sé nada sobre la segunda parte”. Tres años después, la actriz se sumaría al elenco, comenzaría el rodaje y quizás el hecho de que los productores del filme no hayan tomado sus palabras como un desaire, se debe justamente al estatus que Michelle se ha ido construyendo dentro de la industria.
A sus 41 años, esta extraña personalidad reservada pero por otro lado muy demandada, se ha convertido en un aval de éxito artístico, de calidad y prestigio para cualquier proyecto donde esté contemplada. Michelle Williams ha dejado que su talento hable por ella, y lo ha hecho a gritos. El propio Ryan Gosling, su compañero de escena en Blue Valentine, aseguró que la actriz “era un cruce entre Clint Eastwood y Brigitte Bardot”. Y no sé si eso es algo que pueda existir, pero Williams logra sortear géneros y formatos, de una película indie como Manchester by the Sea a una serie musical como Fosse/Verdon. En todas reconocida con premios y nominaciones. Incluso -y sobre todo- fue capaz de reponerse a uno de los romances con final más trágico del cine reciente: el que vivió junto a Heath Ledger.
Casada por segunda vez con el director Thomas Kail, con quien coincidió en la serie de FX que le valió un premio Emmy y un Globo de Oro, Fosse/Verdon, tuvieron su primer hijo juntos durante el año pasado. Una familia de tres a la que se une Matilda, su hija con Heath Ledger, de quién ha confesado que comparte reiteradamente un recuerdo de su padre: “Siempre le digo a Matilda la misma frase, ‘Tu padre me amó mucho antes de que nadie pensara que era talentosa, guapa o de que tuviera ropa bonita’”.
Nacida en un pequeño pueblo del estado de Montana, Michelle es hija de padres con fuertes convicciones republicanas. Con solo 15 años dejó los estudios y pidió la independencia legal de sus progenitores para poder abocarse de lleno a su carrera como actriz y de esta manera evitar las restricciones laborales a menores de edad que pudieran afectarle durante los rodajes. Se mudó sola a Burbank y un par de años después logró un papel que no olvidaríamos jamás. Sería Jen Lindley en esa célebre telenovela adolescente que fue Dawson’s Creek para los jóvenes durante la segunda mitad de la década del 90. Pero entre tanta explosión de nuevos talentos que cundió durante esa época, jamás imaginamos que el brillo de Michelle perduraría tanto. Y todo eso no fue más que gracias a su talento y perseverancia.
Por si fuera poco, Michelle Williams se ha transformado una de las caras más visibles del activismo feminista en Hollywood. Más allá de aprovechar discursos como el de los Globos de Oro de 2020 para defender el derecho al aborto y alentar el voto femenino –despertando la admiración de figuras como Hillary Clinton o de la actual vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris–, la actriz ha sido muy categórica en alzar la voz respecto a la discriminación salarial en Hollywood. Un caso emblemático ocurrió cuando el USA Today reveló que Michelle Williams ganó 1.000 dólares menos por horas extras de rodaje que su compañero de rodaje Mark Wahlberg en la cinta Todo el dinero del mundo de Ridley Scott. Tras conocerse este caso, fue invitada al Congreso norteamericano para compartir su experiencia y exigir esta anhelada igualdad salarial.
Valiente y con un poder de decisión tal respecto a su carrera, sin ningún temor acepta roles que en apariencia pueden ser poco estimulantes para una actriz, como es el de Venom: Carnage liberado pero que ella sabe muy bien defenderlos con dignidad y con sentido de realidad: “Las películas de superhéroes abren el camino a nuevas oportunidades y posibilidades en la vida. Me encantaría que hubiera una razón artística detrás, pero tengo que tomar decisiones para cuidar de mi familia”.