El actor irlandés se convirtió en una estrella de Hollywood en la década de los 2000, de la mano de Bruce Willis y Terrence Howard en películas como Hart’s War. Pero como a muchos otros, la fama lo abrumó y cayó desde lo alto del cielo consumido por sus adicciones, incluido el alcoholismo. Sin embargo, el nacimiento de su hijo James, quien actualmente tiene 17 años, fue uno de los motores para realizar un cambio y establecer una vida y una carrera alejado de los problemas.

Pero no todo podía salir bien. James Padraig Farrell nació con una extraña enfermedad llamada síndrome de Angelman, un trastorno genético que afecta a una persona entre cada 20.000, y que daña el sistema nervioso y causa graves retrasos intelectuales en cuanto al habla y en el desarrollo psicomotor.

El próximo 12 de septiembre, James cumplirá 18 años y tanto Farrell como la madre del joven, la modelo Kim Bordenave, de quien lleva separado desde 2003, han solicitado la tutela de su hijo para seguir siendo responsables legalmente de él. Y para conseguirlo, ambas partes han tenido que presentar una serie de documentos que avalan por qué James estaría mejor junto a cada uno.

Según informes a los que tuvo acceso Page Six, varios motivos sustentan la solicitud que envió el actor a tribunales para obtener la tutela de su hijo que tiene “problemas con sus habilidades motoras finas” y que no pueda cuidar “de su propia salud y bienestar”. Además, convengamos que la llegada de James a la vida de Farrel, fue el hecho que detonó que el irlandés pusiera un stop en su alocada vida y decidiera establecerse.

Nace una estrella

Farrell nació hace 44 años en Castleknock, Irlanda, donde creció siendo un adolescente apasionado por el fútbol y admirador de Maradona por encima de todas las cosas. Sin embargo, el fútbol no fue opción y comenzó a estudiar arte dramático en Dublín, demostrando no sólo su talento, sino que también lo mucho que le gustaba consumir alcohol y drogas. Y fue así cómo llegó al mundo de la actuación y tuvo suerte que un día Kevin Spacey estuviera entre el público del teatro en que actuaba y se enamorara de su interpretación.

La fama le llegó hace 22 años, e incluía mujeres, alcohol y cocaína. Y en 2005, luego de haberse tropezado una y otra vez, asumió que era el único culpable de su situación y decidió ingresar a una clínica de desintoxicación para “cambiar”. “Tuve que descubrir quién era día tras día. Hay que llenar los huecos con otra cosa. Mi vida actual es muy plena”, comentó un año después.

Además, no sólo James llegó a ser parte de esta nueva vida, sino que también Henry Tadeusz Farrell, su hijo de 11 años junto a la actriz Alicja Bachleda-Curús. Y ya establecido como padre de familia, el actor llegó a afirmar que no quiere ser como su propio padre con ellos, por lo que ha estado muy presente en sus vidas. En resumidas cuentas, el chico malo es ya un actor maduro que ha vuelto a estabilizar su carrera y su vida y que parece dispuesto a no volver a rozar el abismo.