Mario Vargas Llosa, quien falleció ayer a los 89 años, no solo escribió sobre pasiones, traiciones y amores imposibles. También los vivió. Detrás del Nobel de Literatura y de una obra que abarca más de seis décadas, hubo un hombre profundamente marcado por el amor.
A lo largo de su vida, el autor de Conversación en La Catedral vivió dos grandes historias sentimentales que, con sus luces y sombras, definieron distintas etapas de su existencia.
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Primero, su matrimonio con Patricia Llosa, su prima y compañera durante medio siglo, y su posterior relación con Isabel Preysler, ícono del jet set hispano y símbolo de una nueva faceta, tan inesperada como mediática, en la vida del escritor.
Corría el año 1965 cuando Mario Vargas Llosa se casó con Patricia Llosa, su prima hermana, tras haber puesto fin a una relación igual de singular: su matrimonio con Julia Urquidi, la tía de Patricia y musa inspiradora de La tía Julia y el escribidor.
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Con Patricia construyó una familia, tuvieron tres hijos: Álvaro, Gonzalo y Morgana, y una vida marcada por los viajes, los compromisos académicos, los premios y las tensiones propias de una carrera literaria que no dejaba de crecer.
Durante 50 años, Patricia no solo fue su esposa, sino también una figura clave en la estabilidad emocional y logística del escritor. Lo acompañó en sus años de profesor universitario, en su campaña presidencial en Perú y en la consagración internacional que culminó con el Premio Nobel de Literatura en 2010.
Aunque mantuvieron un perfil relativamente discreto, su separación en 2015 generó gran revuelo, sobre todo por el sorpresivo anuncio de una nueva relación por parte del autor.
En el segundo acto de su vida sentimental, Vargas Llosa rompió con el hermetismo que había marcado su vida privada. Su relación con Isabel Preysler, ex esposa de Julio Iglesias y madre de Enrique Iglesias, supuso un giro radical en la narrativa personal del autor.
De los círculos literarios y académicos pasó a las portadas de revistas del corazón, siendo captado por los paparazzi en cenas, escapadas y alfombras rojas. Con Isabel vivió una relación que duró más de ocho años y que fue, sin duda, la más mediática de su vida.
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El escritor, entonces en sus 70, sorprendió al mundo con esta nueva faceta: menos reservado, más expuesto, pero igual de lúcido. El vínculo, que comenzó en 2015, se mantuvo hasta fines de 2022, cuando se confirmó su separación.
A finales de 2022, tras la separación de Vargas Llosa e Isabel Preysler, el escritor retomó el contacto con Patricia Llosa, su compañera de cinco décadas y madre de sus tres hijos. En septiembre de ese año, se les vio juntos en Lima, revisando la biblioteca personal del autor, como compartió su hijo Álvaro en redes sociales.
Desde entonces, han compartido momentos significativos en diversas ciudades como París, Madrid, Sicilia y Santo Domingo. En febrero de 2023, Patricia acompañó a Vargas Llosa en su ingreso a la Academia Francesa, un hito en su carrera literaria . También se les vio juntos en la boda de su nieta Josefina y en otras celebraciones familiares .
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Aunque no se ha confirmó una reconciliación formal, fuentes cercanas indicaban que Mario y su gran amor, habían restablecido una relación cercana y familiar. Como expresó Patricia Llosa: “Ya veníamos muy unidos” .