Su papel en Munich de Steven Spielberg le dio una visibilidad única que no tuvo antes como Ted Hughes acompañando a Gwyneth Paltrow en la biopic sobre la poeta Sylvia Plath, ni en la adaptación de la novela de Ian McEwan, Amor Perdurable, junto a los ingleses Samantha Morton y a Rhys Ifans. La película sobre los acontecimientos del llamado “septiembre negro” durante las olimpiadas de Munich del ‘72 le otorgó bríos distintos a Daniel Craig, de alguna forma se instaló oficialmente dentro del estabilishment hollywoodense. De ahí a que los productores de la legendaria saga de James Bond se decidieran por él para convertirse en el sucesor de Pierce Brosnan, bastaron solo pequeñas definiciones de contrato y el anuncio sería realizado con bombos y platillos, dentro de una lancha llegando a algún puerto de Venecia, llevando un salvavidas, detalle que fue criticado por la prensa en 2005, porque James Bond jamás llevaría puesto uno, pero a poco andar y con un debut cuya primera imagen de adelanto fue la de Craig saliendo del mar en un diminuto traje de baño celeste, todo músculo y humedad, para que las críticas sobre este “Bond rubio” se disiparan y ya con la película estrenada todo el mundo terminara rendido con esta nueva, trágica y enamorada versión del espía secreto de la corona inglesa más famoso del mundo.
Han pasado 16 años de aquello y cinco películas de la saga de James Bond, en las que la mencionada Casino Royale, junto a Skyfall y ahora con No time to die, vendrían siendo los puntales de la era Craig. Cinco películas que marcaron un nuevo tono para el héroe de smoking y bueno para el Martini Seco (batido, no revuelto), y este tono dibujaba a un personaje más conectado a lo emocional, al sentimiento, a la tragedia y la reflexión. Se trata de un James Bond post atentado del 11S, en un mundo en un estado de impavidez y duelo, que no estaba para tantas bromas, ni mujeres a libre disposición. El Bond de Craig le regaló más consistencia y densidad al personaje, sin dejar de lado la entretención. Esta definición queda más que clara después de ver No time to die.
Y para ponerle el broche de oro al tuxedo y despedirse definitivamente del personaje, este 6 de octubre fue agregada una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood a nombre del actor inglés, que en todo este tiempo como Bond se ha convertido en una súper estrella reconocida a nivel mundial y con esto se suma a las 2.704 personalidades que brillan a lo largo de 15 cuadras en Hollywood Boulevard.
“Daniel Craig es un ícono cultural británico, al igual que James Bond, el hombre que ha interpretado en cinco películas a 007. Estamos encantados de colocar su estrella en el Paseo de la Fama junto a la estrella de otro actor famoso que también interpretó a James Bond, Roger Moore. Los fans estarán encantados cuando vean que sus estrellas están ubicadas apropiadamente en 7007 del Hollywood Boulevard”. Comentó la producción del Paseo de la Fama a través de un comunicado de prensa.
El actor estuvo acompañado por su compañero de elenco en No time to die, el ganador del Oscar, Rami Malek, que dio vida al villano durante la última entrega, y a los productores del filme, Michael G. Wilson y Barbara Brocolli, quienes fueron los que apostaron por Craig al comienzo de esta aventura. “La idea de que mi nombre esté junto al de tantos actores que me han inspirado durante mi vida es realmente bastante incomprensible. Es algo que jamás habría imaginado”, declaró Daniel Craig a la revista especializada Variety.
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Los planes más inmediatos del actor luego de sacarse los ropajes del célebre espía será el teatro. Retornará a Broadway durante la primavera de 2022 para liderar el elenco de Macbeth de Shakespeare junto a Ruth Negga como Lady Macbeth en una producción dirigida por el ganador del premio Tony, Sam Gold.