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A principios de 2001, Sofia Coppola le escribió a la historiadora británica Antonia Fraser en un papel personalizado de color azul pálido. Fraser era la autora de Marie Antoinette: The Journey. De todos los libros que Coppola leyó sobre la reina adolescente, consideraba que el superventas de Fraser era el mejor: “lleno de vida, no un drama histórico seco”, explicó en su momento. A diferencia de otros libros, en este se daba especial énfasis a un ánimo más empático que juzgador hacia la reina decapitada. “Lo elegiaco debe tener un lugar al igual que lo trágico. Las flores y la música además de la revolución. He intentado contar su historia sin anticiparme a su terrible final”, comentaba por su parte la historiadora.
Coppola quería hacer lo mismo con la película. No habría decapitaciones en su guion, ni tampoco una explicación tan elaborada sobre la Revolución Francesa. En lugar de reducir a la reina a una frase que en realidad nunca dijo: “Que coman torta”, Coppola quería mostrar a María Antonieta cómo era en realidad: una joven que nunca había considerado una vida fuera de las puertas doradas de Versalles. “Marie tenía solo 14 años cuando la enviaron desde Austria para convertirse en la Reina de Francia”, reflexionó Sofía Coppola recientemente en una entrevista para la revista Vogue. “Me sentí obligada a mostrar cómo su historia había sido tergiversada con el tiempo. Mi objetivo era de interpretar su vida de una manera que se sintiera juvenil y femenina, lejos de la academia”.
Protagonizada por Kirsten Dunst como la malograda reina, Marie Antoinette es un drama muy de autor, tiene innegablemente el sello melancólico y juvenil de las películas de Sofia Coppola, esta vez eso sí, con mucha alta costura. En rigor, se trata de una pieza de época con gran presupuesto. Es difícil imaginar un estudio importante financiando un proyecto de esta categoría hoy, es porque no ha habido nada parecido desde entonces. Estrenada hace 15 años, y denostada por la crítica en Francia durante su estreno en el Festival de Cine en Cannes, por alejarse del emblema francés y por su banda sonora que incluía música de The Cure, Siouxsie and the Banshees, New Order y The Strokes, lo cierto es que Marie Antoinette todavía se siente como una revelación y es considerada como una piedra esencial para tantos cineastas y diseñadores que se nos hace difícil pensar en las opiniones tan disonantes que tuvo durante el momento del lanzamiento.
“Estoy tan feliz de que tenga audiencia ahora porque en ese momento no tuvo éxito. La gente no fue a verla, quedaron todos un poco descolocados, no sabían qué pensar ni como calificarla“, dice Coppola. Marie Antoinette de Sofia Coppola es una película opulenta y exuberante que sigue encantando a los ojos 15 años después. Y gran parte del glamour proviene de los trajes ganadores del Oscar de Milena Canonero. Y es que antes de imbuirse en el vestuario, Canonero habló sobre cómo Coppola le trajo una caja de macarons Ladurée. Los deliciosos macarons no fueron solo un regalo para el proyecto en el que estaban a punto de embarcarse, sino que estaban destinados a inspirar la paleta de colores de la película. Coppola contó que antes del rodaje, pasó mucho tiempo en los pasillos del Costume Institute en el Metropolitan Museum de Nueva York (el MET), con la idea de mirar vestidos del período histórico de María Antonieta, notando algo particular: lo vibrantes que eran sus colores en comparación con las pinturas que eran en tonos más apagados.
“Milena y yo jugábamos con diferentes telas e ideas. Todo fue una colaboración muy delicada y Milena estaba realmente abierta a lo que tenía que decir. Para la escena posterior a la muerte del hijo de Marie, me puse un vestido azul pálido y sugerí que me pusiera una cinta roja alrededor de la cintura que pareciera que me habían cortado por la mitad”. Lo curioso de toda esta historia es que pese a que tenían el presupuesto necesario para que todos los actores tuvieran los trajes hechos específicamente para ellos, la legendaria directora de arte trajo algunas piezas de la película que le valió su primer Oscar: Barry Lyndon de 1976. La película de época dirigida por Stanley Kubrick. Uno de los trajes terminó en manos de la actriz Rose Byrne, que interpretaba a la duquesa de Polignac en la película de Coppola. Para Byrne fue la oportunidad de conectarse con su usuaria anterior. “Antes de mí el traje lo había usado Marisa Berenson en Barry Lyndon, y la sola idea me dio escalofríos. Marisa también fue una vez una ‘it girl’ de su tiempo, por lo que estar usando su traje para la película de Sofía se sintió muy especial”, contó la actriz.
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Por último, y a propósito de este aniversario de la película, muchos medios han hecho el paralelo de lo vivido por Maria Antonieta y lo que pasó hace décadas con Diana de Gales y lo que pasó recientemente con Meghan Markle. Tanto la reina decapitada, como Lady Di y Meghan fueron difamadas mediante burlas a través de los tabloides y compartieron en un comienzo como extrañas de la realeza, Maria Antonieta era una forastera, provenía de Austria para hacerse del trono en Francia. Algo similar se podría decir de Meghan al llegar a Buckingham. Lo cierto es que la película de Coppola mostró el lado humano de María Antonieta que la leyenda que la rodea a menudo nos ha hecho ignorar, y además de su ampulosidad y belleza, nos hizo reflexionar sobre cuán insoportable fue el escrutinio sobre María Antonieta, teniendo en cuenta que sólo era una chica de 15 años, que de la burbuja en la que vivía en Austria pasó a otra mucho más grande y fortalecida en Francia. ¿Qué más les íbamos a pedir? Sofía Coppola intentó hacerle justicia a su figura vilipendiada. Lo cierto es que no hay términos medios cuando eres una mujer de la realeza.
