Revista Velvet | Consuelo Hermosilla: “No son las víctimas de violencia las que deben sentir vergüenza”
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Consuelo Hermosilla: “No son las víctimas de violencia las que deben sentir vergüenza”

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Consuelo Hermosilla: “No son las víctimas de violencia las que deben sentir vergüenza”

POR Carlos Loyola Lobo | 01 febrero 2023

“Es la persona que agrede”, enfatiza esta madre cuya hija murió el 7 de febrero de 2017, tras un año y medio de violencia física y psicológica por parte de su pololo. Desde la Fundación Antonia, Consuelo está abocada al programa “El abuso no es amor” junto a YSL Beauty, una iniciativa mundial que trabaja para educar a más de dos millones de personas –hasta 2030– para que aprendan a detectar las señales del abuso en relaciones informales de pareja.

“El objetivo es erradicar la violencia en el pololeo acompañando a sus víctimas en el proceso de desvinculación de sus agresores, realizando charlas y programas de prevención para desnaturalizar este tipo de violencia en relaciones informales de pareja”. Así define, Consuelo Hermosilla, directora de la Fundación Antonia y madre de Antonia Garros –quien murió el 7 de febrero de 2017 tras vivir un año y medio de violencia física y psicológica por parte de su pololo–, el trabajo colaborativo que realizan junto a YSL Beauty, para que más personas identifiquen las señales de abuso. Los objetivos son prevenir, así como evitar futuras relaciones abusivas y educar en esto a más de dos millones de personas hasta 2030.

¿Qué le pareció cuando YSL Beauty se le acercó a proponerle esta campaña?

Súper importante y una sorpresa tremendamente agradable cuando se acercaron porque no lo esperábamos. Nosotras hacemos este trabajo a diario y no nos esperábamos recibir una recepción así. Fue una sorpresa de las más bonitas que he tenido.

¿Qué opina de que una marca ligada a la cosmética y a la belleza se preocupe de algo tan profundo como la violencia hacia la mujer?

Tengo la mejor de las opiniones de YSL, porque es una campaña que se dedica en su mayoría a las mujeres, que se hace cargo de un tema que alcanza a muchas de nosotras. 1 de cada 3 mujeres a nivel mundial sufre violencia de género, entonces me parece un gran ejemplo para otras marcas y otros rubros que trabajan con las mujeres el darle espacio a una realidad que puede ser lejana a la belleza, pero que nos tenemos que hacer cargo como personas y sociedad.

¿Cómo proyectan toda esta colaboración a través de la Fundación? ¿Qué esperan de todo esto?

El hecho de tener una alianza con YSL es tremendamente positivo. Desde que empezamos a trabajar el año pasado, nuestro interés era a través de ellos –y del apoyo que nos dan– poder llegar a más personas en Chile con estas señales, que son tan importantes para que las mujeres tengan las herramientas para darse cuenta en un comienzo si están en una relación sana o no. Entonces si tú puedes comunicar eso a más personas, por el alcance que tiene la marca, es maravilloso.

¿Cuál es el mensaje que entregaría a personas que sufren de distintos tipos de abuso y situaciones de violencia?

Desde hace un tiempo trato de poner acento en algo que es súper común en las personas que sufren violencia, que es la vergüenza. Esa sensación hace que muchas veces no puedan pedir ayuda o no le puedan contar a otro lo que pasan. Es importantísimo que las personas que son víctimas sepan que quienes tienen que tener vergüenza no son ellas. Que asuman eso, que el que tiene que tener vergüenza es la persona que agrede. Por tanto, pierdan la vergüenza, atrévanse a contarlo, aunque sea a una persona, pero es importante abrir las redes de apoyo. Uno puede salir de relaciones violentas, de forma más rápida y más oportuna cuando tiene redes de apoyo.

¿De dónde surge esa impresionante capacidad de resiliencia para abordar un tema tan delicado como este?

La Antonia me regaló 23 años maravillosos de su vida y su partida no puede quedar solamente en sus 23 años, tiene que trascender de alguna forma. Desde ahí que tengo la convicción absoluta de que con el trabajo que desarrollamos podemos ayudar a las personas que sufren violencia. Fui el mejor testigo de lo que no se hace con las personas víctimas de violencia, de cómo somos juzgadores, poco empáticos e indiferentes. Eso puede llegar a ser un entorno muy nocivo para las víctimas. Por tanto, desde ese sentir injusto para las víctimas, es lo que me hace levantarme todos los días con esta convicción, de que el trabajo que estamos haciendo a diario es el correcto, que vamos por un buen camino para colaborar en tener una sociedad libre de violencia.

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