“James Dean era el actor que me obsesionaba cuando era niño”, dice Butler. “Vi Rebelde sin Causa muchas veces y también Al Este del Edén. La televisión en la casa de mi padre siempre estaba sintonizada en el canal TCM”, cuenta a revista Vogue este joven actor californiano que está a punto de cambiarle la vida para siempre. Baz Luhrmann, el director de Romeo+Julieta, Moulin Rouge!, y de El Gran Gatsby, lo eligió para cargar una espada de Dámocles no menor: convertirse en la encarnación del denominado Rey del Rock, el mítico Elvis Presley, en la próxima biopic que verá la luz por primera vez en la jornada inaugural del Festival de Cine de Cannes que abrirá la próxima semana.
La cuña inicial no es baladí. Según lo que se cuenta, Elvis Presley reverenciaba a Dean, aspirando a emular su carrera cinematográfica antes de que su antiguo manager, el coronel Tom Parker, interpretado por Tom Hanks en la película de Luhrmann, lo guiara hacia un camino distinto. La relación con Parker, y no tanto la sentimental con su mujer Priscilla, será el corazón de esta nueva y prometedora película.
Austin Butler nació y se crió en Anaheim, California. Su padre, David, era tasador de bienes raíces y su difunta madre, Lori, dirigía una guardería infantil. Ambos se divorciaron amigablemente cuando Butler tenía siete años. Aunque su familia, según confiesa el propio actor “no tenía mucho dinero”, su madre derrochaba en pases a Disneyland para sus hijos y ocasionalmente los llevaba sin mediar razón alguna. Fue de esa manera, creciendo en el que es el lugar más feliz de la tierra, que comenzó a forjarse el destino de Austin. Después de acompañar a un pariente a una audición a los 12 años, un púber Austin Butler comenzó a trabajar durante una década en programas de Disney Channel, Nickelodeon y CW, y cuya buena apariencia y disposición lo relegaron siempre al rol del buen galán: “Estaba un poco avergonzado por algunas de las cosas que tenía que hacer, pero decidí tomar cada uno de estos trabajos como una forma de crecer”. Pero a poco andar sintió que se estaba estancando y Austin pensó en dejar la actuación por completo. Después de trabajar la mitad de su vida frente a las cámaras pensó que una alternativa sería sentarse detrás de ella y se compró la mejor cámara que pudo pagar. Quería dirigir.
Pero la actuación no lo quería soltar. Una semana después de esa decisión, recibe la llamada de su agente para ofrecerle un papel en la reposición en Broadway del montaje The Iceman Cometh, un texto del célebre Eugene O’Neill y donde compartiría escenario ni más ni menos que con Denzel Washington. Siguieron papeles secundarios en películas de directores icónicos como Jim Jarmusch y con Quentin Tarantino, que lo llama para protagonizar a Tex Watson, el asesino de la familia Manson, donde Austin se ve irreconocible en Once Upon a Time in Hollywood.
En esos días en Broadway, recuerda que en un paseo por Manhattan, iba junto a su amiga y su ex novia, la actriz de High School Musical, Vanessa Hudgens, y suena Blue Christmas de Elvis Presley y Austin comienza a cantarla. Vanessa le dijo “tienes que interpretar a Elvis”. Días después se entera que Baz Luhrmann estaba trabajando en el guion de su biopic, “parece que las estrellas se estaban alineando”, dice Butler. “Recuerdo que en ese momento solo pensé en que tenía que dedicarle todo el tiempo de la vida a esto”.
Empezó escuchando todo el catálogo de Elvis Presley, en orden cronológico, hasta que se sintió listo para grabar una audición para Luhrmann. “Grabé Love Me Tender en mi habitación, pero lo escuché y sentí que era una mala copia“, se fue a dormir y tuvo una pesadilla “soñé que mi madre estaba viva de nuevo pero muriendo. Era todo tan vívido y doloroso”, confiesa. dice. Lo cierto es que Presley sufrió la misma pérdida. “Había estado viendo todos estos documentales y supe un par de días antes que la madre de Elvis había fallecido cuando él tenía 23 años, al igual que yo”, dice Butler. “Pensé que de seguro él tenía noches en las que se despertaba con pesadillas como esta y me pregunté qué podría hacer con eso”. En ese momento tomó su cámara de nuevo. “Me senté al piano en bata y comencé a tocar el violín. Había estado practicando Unchained Melody por un tiempo, pero siempre se la había estado cantando a una chica. Esa noche, se la canté a mi mamá. No estaba tratando de parecer y sonar como Elvis. No estaba tratando de hacer nada más que tomar esa emoción y proyectarla en la canción”.
La cinta de la audición de Butler derrumbó a Luhrmann, quien según cuentan, hasta ese momento estaba considerando a otros postulantes bastante más conocidos para el papel principal, como Miles Teller y Harry Styles. “Lo que escuché vocalmente y, lo que es más importante, lo que vi emocionalmente, fue algo que simplemente que no podía ignorarse”, cuenta Luhrmann quien aún está editando su película. “Desde el momento en que conocí a Austin, llevaba encima algo de Elvis. Tenía un toque de arrogancia, un toque del sonido”.
A pesar de todo el arduo trabajo, la película casi no se hace realidad. En marzo de 2020, días después del inicio del rodaje de Luhrmann, llega el COVID-19. De hecho, tanto Tom Hanks como Rita Wilson se contagiaron mientras estaban filmando en Australia y se convirtieron en los famosos pacientes cero y uno del continente oceánico. La producción se suspendió indefinidamente y los miembros del elenco tuvieron que regresar a Estados Unidos para estar más cerca de sus familiares y seres queridos. Pero Butler se quedó. “Si vuelo de regreso voy a perder mi impulso. Voy a equilibrar la vida real y la preparación. A menos que me sumerja tanto como pueda, me sentiré como un fraude”, confiesa hoy sobre su decisión.
La producción se reanudó en septiembre de 2020, y lo que debería haber sido un rodaje de cinco meses se convirtió en once, lo que Butler compara con sumergirse en una realidad alternativa: “Aprendí que Elvis era muy tímido cuando era niño y le pedía a la gente que se volteara cuando tocaba la guitarra y apagaba las luces de la habitación”, dice. La diseñadora de producción y vestuario de Elvis es Catherine Martin, esposa de Luhrmann y su mano derecha durante toda su carrera, quien cuenta algo relevante: “El público de la película no está gritando porque alguien les gritó que lo hicieran. Se volvieron locos por la energía de su actuación”. Martin atribuye el atractivo de Presley a la combinación de “un tipo extravagante de vestimenta femenina con esta sexualidad masculina increíblemente cruda”, innovadora en ese momento. La película tiene a Butler luciendo casi 100 trajes pero hay tres looks en particular que hicieron que eso que describe Martin sobre su vestimenta y la sexualidad que exudaba se graficara tan bien: un traje rosado de 1950; una chaqueta de cuero negra y pantalones y un enterito color crema con capa.
Hanks, que no es ajeno a este tipo de experiencias de actuación inmersiva, le dio a Butler un consejo amistoso cuando vio que el actor se perdía demasiado en el papel: Comprometerse con una cosa al día que no tenga nada que ver con el trabajo. “Hacer una película, especialmente esta, es un maratón implacable y total. El cuerpo y la psique asumen una carga pesada”, explica Hanks. “El alma de un actor agradece cualquier distracción diaria, ya sea una película que no has visto antes o una caminata a la montaña, pero algo que te saque es sano”.
Elvis llegará a los cines en junio. Pero la atracción por su figura comienza a ser cada vez más intensa. La semana pasada posó en la alfombra roja de la Gala del MET, muy influido aun de la estética del Rey del Rock junto a su pareja, la modelo Kaia Gerber, hija de otra ícono: Cindy Crawford, y todos enloquecieron. Y aunque aún se sorprende que la gente sepa quién es él y que ya le pidan autógrafos, Butler no quiere parar. Actualmente está en Londres para protagonizar una serie que cuenta con la producción ejecutiva de Tom Hanks y Steven Spielberg. Todo esto antes de meterse de lleno y nuevamente en el ritmo del Jailhouse Rock que le espera para los próximos meses.