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Desde 1929, en casi cada primavera europea, el Grand Prix de Mónaco de Fórmula 1 es un infaltable; sin embargo, por la pandemia, este evento que combina a la perfección el glamour con velocidad no se pudo llevar a cabo. Ahora, pese a ello, y con un recuperado Alberto II –uno de los primeros miembros de la realeza en contraer el virus SARS-CoV-2–, el pequeño principado de la Costa Azul ya está con algunas actividades públicas y los monegascos comienzan a salir de sus confinamientos.
Uno de las instancias cubiertas por la prensa fue la visita a un centro de pruebas de Covid-19 por parte del príncipe Alberto II; que tras ser diagnosticado con esta enfermedad, estuvo dos meses encerrado en su residencia, junto a la princesa Charlene y los gemelos Jacques y Gabriella. En esta oportunidad, el soberano aprovechó de hacerse un nuevo examen, que dio negativo, dejando atrás la posibilidad de seguir con este virus que en Mónaco –que no tiene más de 40 mil habitantes– ha contagiado a 98 personas. De ellas, 4 han muerto y 90 están totalmente recuperadas.
El otro momento destacado fue la grabación de ”Le Grand rendez-vous”, del director Claude Lelouch (82). Un remake de “C’était un rendez-vous”, un cortometraje de 1976 que mostraba un espectacular recorrido de aproximadamente nueve minutos por París, desde el terminal Porte Dauphine al Sacre Coeur. En esta ocasión, el recorrido es por Mónaco, en un Ferrari SF90 Stradale conducido por el piloto es el monegasco Charles Leclerc. La película se estrena a mediados de junio y cuenta con la participación del príncipe Alberto.
Alberto de Mónaco es muy cercano a sus sobrinos, con quienes desarrolla sus distintos proyectos inmobiliarios. Es por esto que para las grabaciones de ”Le Grand rendez-vous” estuvo junto a Andrea y Pierre Casiraghi.
Pierre, el tercero de los hijos de Carolina de Mónaco, asistió con su mujer; la periodista italiana Beatrice Borromeo, cuñada de John Elkann, el presidente de Ferrari (y de Fiat Chrysler Automobiles) que también estuvo en la filmación del cortometraje.
Beatrice, en tanto, que siempre tiene un mensaje político-social que entregar, en esta oportunidad lució la polera Dior de 2019, que lleva la frase “Sisterhood is global”, correspondiente al libro del mismo nombre de la escritora feminista Robin Morgan.
En tanto, su cuñado Andrea causó furor con su mascarilla camuflada, con un estilo más suelto en un escenario que nadie discute que es desolador, pero que en ciertos momentos merece una cuota de distensión.
