La historia y cultura de Belo Horizonte mantienen vivos el esplendor y sabor de una época de oro. Con ciudades coloniales, cocina tradicional y jardines que invitan a viajar en el tiempo y espacio, este destino demuestra que Brasil no es sólo playa o pantanal.
Desde la cordialidad de su gente hasta la inigualable sazón de su cocina, Belo Horizonte, o BEaGá como cariñosamente la llaman sus habitantes, se revela como un destino imprescindible en el mapa gastronómico y cultural de Brasil. Recientemente inaugurada, la conexión directa por Latam desde Chile, nos lleva a la capital del Estado de Minas Gerais en tan sólo 4 horas y media.
Cuando hablamos de la “Cocina Minera” hablamos de su orgullo, platillos contundentes. Es de Perogrullo que la cocina de BEaGá es la madre y la más rica de todo el país, y te lo recuerdan cada vez que pueden.
INHOTIM
A menos de una hora y media de la capital está este increíble museo de arte contemporáneo y jardín botánico ubicado en Brumadinho. Se trata de la exhibición a cielo abierto más grande e impresionante del mundo, con 240 hectáreas verdes y unas 100 exposiciones de arte. El diseño del parque de Inhotim, cuidadosamente planificado, alberga especies raras y endémicas, contribuyendo a la investigación y conservación de la flora. Los visitantes pueden disfrutar de espacios temáticos, destacando la rica biodiversidad de la región y ofreciendo un tranquilo refugio para la contemplación y el descanso. Llegar al sorprendente Inhotim es caminar por una película de Jurassic Park, con su única colección de palmeras del mundo, su trabajo con la naturaleza y su preocupación por el arte es emocionante.
Entre los artistas destacados se encuentran Tunga, Hélio Oiticica, Yayoi Kusama, y muchos más, cuyas obras están distribuidas en diversas galerías temáticas y espacios al aire libre. Busquen hospedarse cerca si quieren recorrerlo completo y para ello necesitarán al menos unos 3 días. Dentro de poco abrirán la zona hotelera que te permitirá vivirlo; ansío ese momento.
OURO PRETO
Es un bello viaje al pasado que recomiendo y a sólo 2 horas de Belo Horizonte. Te transporta a la época dorada de Brasil, con sus impresionantes iglesias barrocas y calles laberínticas de piedra evocan historias de riquezas mineras. Declarada Patrimonio de la Humanidad, esta ciudad encapsula el esplendor del arte colonial, donde cada rincón es un capítulo de la historia, desde la arquitectura hasta las obras maestras de Aleijadinho. Un viaje a Ouro Preto es un flashback vívido a la época colonial y sus aires de independencia.
OKINAKI BH
Los jóvenes cocineros Gabi y Gui Okinaki son los fundadores de este asiático que hace honor a la exquisita cocina oriental. Bien recomendado por su garzón, partí con un aperitivo: Ssâm de Atún, versión de un clásico coreano. Un delicioso Tartar de atún con mayonesa de Gochujang, pickles de zanahoria y arroz crocante en una fresca hoja de lechuga. Tal cual lo quería, frescura y sabor, con ello sorbí uno de los mejores Martini Dry servidos con humildad y garbo, aún agradezco la calidad de la bebida y sus aceitunas. ¡Una maravilla! Terminé con un ramen de buena factura y un exquisito “cóctel postre”, un Saketini de Melón, un dulce melón frío macerado en saketini. Comí en su fresca terraza bajo un monumental ficus que hace honor a su nombre “Gran Árbol-Okinaki”.
COZINHA TUPIS
A las 7 pm, encontramos sus callejones repletos de personas disfrutando de la noche; cervecerías, tiendas, cocinerías, heladerías y una movida under bastante interesante. Ahí descubrimos la cocina del chef Henrique Gilberto, quien conquista con una propuesta de nivel en una humilde y sencilla barra del mercado. Un menú de 7 tiempos que narra la historia popular gastronómica de BH. Creciendo e investigando, Cozinha Tupis hoy es un referente nacional de la cocina de mercado, brindando una experiencia entretenida, visual y deliciosa. Háganme caso, reserven en la barra y pidan estar frente al chef Henrique. No se arrepentirán.
XAPURÍ
Su gentil personal y gran variedad de platillos hacen tributo a la cocina minera. Cómo no destacar el Feijón Tropero, basado en porotos rojos, harina de mandioca, chorizo, huevo y cebolla que hacen del acompañamiento perfecto para sus carnes. Sin embargo, lo que adoré fue su Torresmo: pancetta de cerdo carnudo y crocante, una soberana delicia servido con limón y salsa picante. ¡Uno de los mejores que he probado en Brasil!
MERCADO CENTRAL
Este lugar es un universo en sí mismo. Desde las frutas exóticas hasta el cachaça de todas las edades y sabores, quesos y embutidos, el mercado es un festín para los sentidos. No se vayan sin probar el famoso “pão de queijo” o el “queijo Minas”; simplemente, no hay nada igual en otro lugar.
