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Este lunes, la princesa Diana habría cumplido 63 años. Y dos meses antes de que un trágico accidente automovilístico le quitara la vida, Lady Di pasó su cumpleaños de forma muy especial.
Según People, la madre del príncipe William y Harry, celebró su cumpleaños número 36, asistiendo a una gala en honor al Centenario de la Tate Gallery en Londres, e incluso tuvo tiempo de encontrarse con sus admiradores.
La princesa Diana deslumbró con un vestido negro que recibió como regalo de cumpleaños de su amigo, el diseñador Jacques Azagury, complementando su look con un collar brillante con piedras verdes y aros a juego.
Ese día, la llamada “princesa del pueblo”, dejó en evidencia el por qué de su apodo, tomándose el tiempo para saludar a los seguidores que se habían reunido fuera del lugar para celebrarla con regalos, tarjetas, flores y un globo rosado.
El último verano de la princesa Diana, también estuvo marcado por un viaje a los Estados Unidos, donde pronunció un discurso en una gala organizada por la Cruz Roja para las víctimas de las minas terrestres.
En el evento, la princesa se reunió con Hillary Clinton. Y realizó una visita a Bosnia para trabajar con la Campaña de Minas Terrestres. También pasó unas vacaciones en St. Tropez con su novio Dodi Al Fayed y sus dos hijos.
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Después de pasar nueve días con Al Fayed de vacaciones en la Riviera Francesa e Italiana, la pareja llegó a París el 30 de agosto. Solo unas horas después, ambos fallecieron en el accidente en el túnel de la carretera Pont de l’Alma.
Diana y Dodi, se dirigían del Hotel Ritz París a otro apartamento en la ciudad acompañados de el guardaespaldas de Al Fayed, Trevor Rees-Jones, y el conductor, Henri Paul.
Mientras el auto circulaba a alta velocidad, el conductor perdió el control y chocó contra uno de los pilares del túnel. El impacto fue devastador. Henri Paul y Dodi Al Fayed murieron instantáneamente.
Diana, que estaba gravemente herida, fue trasladada de urgencia al hospital, donde falleció unas horas más tarde debido a las lesiones internas. Trevor Rees-Jones fue el único sobreviviente del accidente, aunque sufrió heridas graves.
