El reconocido escritor y novelista, Roald Dahl, solía decir que “Si tienes buenos pensamientos, brillarán en tu rostro como rayos de sol y siempre te verás hermosa”. Entonces, ¿qué pasa si tenemos pensamientos negativos?
La pena, tristeza, rabia y la ansiedad, son emociones que se ajustan a los “malos pensamientos”, y sus consecuencias, según los expertos, están a la vista (y en tu piel). En tiempos de pandemia, más allá de las mascarillas, el carrusel de emociones por el que pasamos puede causar estragos dermatológicos. ¿Cuáles son las consecuencias?
Primero se debe tener conciencia de la existencia de la psicología de la piel. Y así como el estrés y la ansiedad pueden causar acné, eczema, urticaria, psoriasis, rosácea y otros trastorno del espectro obsesivo compulsivo, eso es solo la base de los problemas a los que podríamos enfrentarnos, llegando incluso a la dismorfia por angustia psicológica.
¿Cómo saber si nuestra piel está respondiendo ante la ansiedad?
Tanto los brotes de acné como un eczema, antes o después de cierto momento de tensión, pueden ser un claro ejemplo revelador al respecto. El cuerpo está programado para liberar ciertas toxinas y hormonas cuando está sometido a estrés, y la piel se puede ver afectada directamente.
Piel enrojecida, seca y picazón, o la aparición de líneas, arrugas, pigmentación y opacidad, todas pueden ser efecto de aquellas sensaciones “malas” o difíciles.
A veces funciona al revés…
Así, es. El estrés puede tener un efecto en la piel, o bien, las enfermedades de la piel generan estrés. Desde una arruga, resequedad, mancha o cualquier cosa extraña con potencial, puede afectarnos emocionalmente. Y una vez más se confirma la estrecha relación que hay entre la mente y la piel. En esto, los expertos coinciden en que las expectativas de las redes sociales tienen mucho que ver. Esto, porque han cambiado los paradigmas sobre cómo debería verse la piel.
Las imperfecciones causan angustia, y los filtros que reflejan pieles perfectas… no ayudan. Aún cuando las imperfecciones vendrían siendo el común denominador, y no así aquellos rostros lisos.
Mientras menos nos estresemos, mejor se verá nuestra piel…
Para bajar los niveles de ansiedad, debemos procurar no estresarnos y para eso los expertos dan algunos consejos.
Un entorno positivo
Crea un ambiente positivo con velas, aromas, música y tus colores favoritos. Si tu alrededor te agrada, se genera un equilibrio automático y tus niveles de estrés y ansiedad se mantendrán bajo control.
Más horas de sueño
Dormir más y bien es definitivamente la medicina para muchas cosas. Y en este caso, es esencial. La falta de sueño no le da tiempo a tu piel de regenerarse y eliminar toxinas.
Dialoga contigo
Agradecer antes de acostarse por las cosas buenas del día, o de la vida, es una terapia personal que los expertos recomiendan en cuanto reforzamiento positivo.
Hidratación constante
Tomar agua reduce los efectos de la deshidratación en la piel, por lo que es clave mantenerse hidratado.
Accesorio facial
Son una tendencia, y no lo son por nada. Las herramientas faciales mejoran la circulación, el drenaje linfático y estimulan la producción de colágeno. Además, un suave masaje facial no solo siempre es bienvenido, sino también ayuda a relajarse.
Comer sano
La alimentación también tiene una directa relación si de mente y piel hablamos. El intestino se ve afectado por estrés, promoviendo inflamaciones que pueden reflejarse en la piel. Es momento de analizar minuciosamente si la dieta que llevamos “cuida” también nuestra piel.
*foto: Paxels.com