Problemas para conciliar el sueño, fatiga, dolor de cabeza y tensión muscular. Estos son algunos de los efectos de la cuarentena en el organismo, los que responden principalmente al estrés.
Tras meses de encierro el agotamiento mental se hace presente y este puede tener consecuencias negativas en nuestra salud intestinal. Cuando aumenta el estrés, nuestro sistema digestivo produce cortisol y catecolaminas en exceso, y deja de liberar serotonina o la “hormona de la felicidad”. Así es, está directamente relacionado con nuestra sensación de bienestar.
Además, el déficit de esta hormona disminuye la sensación de felicidad, aumenta la ansiedad y dificulta el sueño, ya que la melatonina necesita de la serotonina para producirse. Y está relacionada con la sensación de saciedad, por la que el estrés aumenta el apetito.
Las situaciones de estrés inhiben la producción de serotonina perjudicando la digestión y provocando molestias como estreñimiento, colon irritable, reflujo y diferentes inflamaciones intestinales, entre otros. Y pueden incluso llegar a afectar nuestro sistema inmune.
Según un estudio de la Universidad de Atlanta, el estrés puede modificar nuestra flora intestinal negativamente y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes como lupus, esclerosis múltiple o artritis reumatoide. Y una investigación publicada en la revista Nature Scientific Reports, revela que el estrés mantenido en el tiempo puede ser igual de dañino para la digestión que la comida chatarra.
Por lo mismo, los expertos insisten en llevar una vida y dieta saludable. Sobre todo, en tiempos de cuarentena. Esto incluye mantener horarios de comida, pensar en menús saludables, evitar la comida chatarra y el delivery, y hacer actividad física.
Al mismo tiempo, es importante revisar el ritmo que estamos llevando, y si no hay espacios para el descanso, quizás es tiempo de considerarlos. La meditación y la práctica de yoga pueden ayudar a bajar la intensidad en el día a día, y encontrar un equilibrio entre la alimentación, el deporte y la rutina.