Por Claudia Guzmán
Su sitio web Moom –de belleza y wellness– creció a plataforma de e-commerce y a una cadena de tiendas físicas en expansión. La modelo, comunicadora y ahora empresaria tiene un nuevo programa por el Instagram de @revista_velvet y está disfrutando de una nueva etapa junto a su pareja –el abogado y exministro de Justicia y Educación Felipe Bulnes– y los hijos de ambos: “Me siento sólida y tranquila”.
Fue allá por 2018 cuando la piel de Carolina de Moras –que debutó con un nuevo programa en el Instagram de @revista_velvet– le empezó a hablar. Ella recuerda que en sus pies, piernas y brazos empezaron a aparecer pequeñas formaciones sebáceas –“tumorcitos”, dice– que eran producto del estrés que vivía en esa última etapa en la que fue rostro estable de un canal, cuando estaba en el matinal de CHV y en Cake Boss, después de años a cargo del Festival de Viña del Mar.
“Mi cuerpo me alegó, está hablando. No estoy cómoda en lo que estoy haciendo. Esto no es lo que yo quiero comunicar. No me siento tranquila ni cómoda con el lenguaje, con la confrontación”, dice. “Sentía que el mensaje era siempre muy pesimista. Y no es que la vida tenga que ser un chiste, pero faltaba más consciencia, una mirada más autocrítica o de buscar soluciones con especialistas que existen y no han tenido cabida en la televisión, por ejemplo”, agrega.
–Hasta hoy, cuando los temas son de vida o muerte.
–Bueno, sí (dice después de un silencio, aceptando que en estos meses mucho ha cambiado en el medio donde debutó como conductora hace solo 10 años y llegó a ocupar los espacios más destacados de la animación).
Con la distancia de quien desde entonces ha ido y vuelto como panelista invitada de matinales, jurado de Bailando por un sueño (Canal 13) y productora ejecutiva y conductora de Cosas de mujeres (Tv+), analiza: “Creo que la televisión entendió que tiene que hablarle al nicho. El problema es a qué nicho le hablas, porque antes se pensaba que le hablabas a la masa. Todas las empresas hacemos al final una búsqueda, un recambio de piel”.
La búsqueda de Carola de Moras se llama Moom –la sigla de Mood On Organic Motivation–, un sitio web creado en 2018 e inspirado en experiencias como la de Gwyneth Paltrow, actriz que en Goop empezó a compartir su estilo de vida y rutinas de belleza. Ese es el nicho al que ella, como empresaria, le interesa apuntar: “Quise aprovechar ese expertise de tantos años en el mundo de la moda, de tanto tiempo trabajando en el mundo de la belleza”. El magazine digital de Carola pronto empezó a experimentar con el e-commerce, a importar gadgets de belleza, líneas de accesorios y a desarrollar productos como suplementos alimentarios y ropa deportiva.
–En enero abriste una tienda física en Casacostanera. ¿Por qué, si el e-commerce es la tendencia?
–Puede parecer una locura abrir tiendas físicas en medio de la pandemia, pero es una apuesta que queremos hacer por construcción de marca. Porque si bien con el shipping llegamos a todo Chile –¡hasta a Isla de Pascua!– es muy necesario que la gente experimente con los productos, que les tome el peso, que sienta cómo vibran, que se les enseñe el uso. Que vean la calidad. Porque está claro que en Internet se puede ver todo muy bien en las fotos y otra cosa es cuando te llega. ¿No? Y ahora, como buena provinciana que soy, quiero crecer sobre todo en provincia.
Una segunda tienda en Viña del Mar, luego otra probablemente en Concepción y una cuarta en la zona norte son el plan 2021 de Moom. Hasta allá, pasando con los permisos necesarios por las barreras sanitarias, ha estado Carola trasladando las cajas de mercadería donde lleva gadgets como vaporeras, antifaces de terapia lumínica, parches, rodillos de microagujas y rodillos de cuarzo con piedras de masaje (gua-sha), entre otros.
La curatoría del catálogo de Moom está en sintonía con un rescate tecnologizado de la belleza desde lo ancestral, pero sin artificialidad.
–¿Cómo surge esta visión de la belleza?
–Como en todo, hay corrientes, tendencias, modas. Y en belleza pasa que hay gente que es más conservadora con la aplicación de un producto, porque tiene temor o ha tenido malas experiencias. Esto es una recuperación de técnicas que se han usado en Oriente hace miles de años. Es una sabiduría que han tenido ellos por sobre Occidente con respecto a los cuidados del cuerpo. Ya lo vemos en el tai chi, el tao, el reiki, y muchas cosas desde la meditación y todo lo demás. Lo mismo pasa con el cuidado de la piel: tal como tú te haces un masaje para descontracturar, reducir la celulitis o eliminar el líquido del cuerpo, la cara también está llena de músculos y tiene terminaciones nerviosas. Por ende, cuando la activas despiertas tu musculatura y los vasos sanguíneos. La piel vuelve a estar luminosa, linda, con circulación, y eso genera extra producción de colágeno, transporte de elastina, el ácido hialurónico también se reproduce. Entonces, claramente funciona.
Carola lleva dos años tomando clases de cosmetología para entender el funcionamiento de la piel. Y, con el conocimiento de quien se ha formado como maestra de reiki, agrega: “Al aplicar- te piedras, como el cuarzo, sumas toda una energía holística de atracción de vibraciones altas, de cancelación de malas sensaciones. Entonces, empiezas a vivir una experiencia con el mundo de la belleza que no es solo vanidad, sino que es un ‘me quiero, me cuido, me amo, me proyecto a cómo quiero ir con mi vejez’. Esa es la invitación de Moom. Cuídate”.
–¿Cómo te relacionas tú con el paso del tiempo? Acabas de cumplir 40 años.
–Acabo de cumplir 40 y cada día me siento más joven. Una cosa muy rara (ríe). En serio, estoy feliz con 40. Porque, primero, siento que llego en buena forma y eso lo sé. Porque hace mucho me hice la pregunta de cómo quiero llegar a los 40, y ahí decidí hacerme cargo de eso, yo no quería que los 40 me pillaran. Yo decía: quiero llegar con un buen estado físico, súper consciente, sana, ágil. Y en ese sentido, hice la pega, porque el deporte no solo me fascina, sino que para mí es un estilo de vida.
Pero la celebración de Carolina de Moras va más allá: “Sobre todo me siento sólida, me siento grande. Me siento tranquila, me siento en paz, me siento feliz. Y con un optimismo que a veces me doy rabia yo misma. Me digo ‘bueno, por algo pasan las cosas’, aunque lo esté pasando pésimo. Digo: ‘Bueno, ya, en algún minuto voy a ver la luz’. Y me da rabia, me pongo ansiosa, porque quiero ver la luz rápido. Pero hoy no. Hoy agradezco los 40 años por la poca ansiedad que tengo del futuro, el poco miedo que le tengo no solo a enfrentarme sino a imponerme conmigo misma y con el resto. Lo tranquila de conciencia que estoy. Eso también me da mucha tranquilidad. Me siento muy plena hoy día, muy, muy plena. Como lo puse en mi Instagram, agradezco todo: mi familia, mi pareja, mi hija por sobre todo.
–Un cambio importante del último año es vivir junto a su pareja. ¿Cómo ha sido esta etapa?
–No creo que sea una nueva etapa, porque vivimos en pareja hace rato, la única diferencia es que nos cambiamos a una casa los dos.
—Pero compartir intimidad en lo cotidiano es un cambio.
—Sí. Lo que pasa es que tenemos una relación súper larga y no me gusta hablar de mi pareja, porque él no está en el ámbito público hoy. Por ende no tengo por qué exponerlo yo, por ser pública yo. Siempre he sido súper cuidadosa de eso con todas mis relaciones, sobre todo con esta, que es una relación muy linda, que me tiene muy feliz. Somos muy felices y estamos muy contentos. Pero, claro, en mi cotidianeidad aparece porque estamos en la casa, estamos con los niños. La diferencia es que seguíamos teniendo dos casas, pero igual vivíamos juntos. Entonces decidimos tener una casa.
—¿Y esto se precipitó por la pandemia?
—No, fue una decisión prepandemia. Con pandemia viviendo separados hubiese sido terrible: ¿Me escapo yo? ¿Te escapas tú? Tengo tres horas para ir al supermercado. ¡Imagínate!… ¿Sa- bes? Vivir juntos en pandemia nos ayudó a ordenar la estructura familiar. Quizás eso nos faltaba: la dinámica del (hijo) tuyo y la (hija) mía. También nos ayudó mucho que cachamos que nos llevábamos increíble, lo pasamos muy bien juntos. Estar solos, para nosotros que somos muy sociables, porque tenemos muchos amigos e invitaciones, era algo nuevo. Y de repente
nos veíamos haciendo fiestecitas los dos o con los niños, y te morís cómo lo pasábamos de bien. En la pandemia fue que surgieron esos momentos de mucha familia. De reconocernos y de aceptarnos. Y de decir: este es mi círculo, el que me produce felicidad y amor. Y este es el círculo donde yo me tengo que dedicar y donde no me tengo que desquitar.
—¿Le quedan amistades del mundo de la televisión, otros rostros?
—Tengo cariño por mucha gente con la que trabajé detrás de cámara. Tuve buenos amigos, y tuve grandes desilusiones también.
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Fotos @gabrielschkolnick
Estilismo @matthew_amengual
Maquillaje y pelo @humbertomoyav