En una reciente entrevista con Only Natural Diamonds, Brooke Shields volvió a demostrar que para ella las joyas no son solo objetos de lujo, sino piezas cargadas de historia, significado y memoria.
“Cuando has trabajado duro, no esperas a ser validada, sino que haces cosas por ti misma. Hay un empoderamiento en ello”, afirmó. Y es precisamente ese sentido de autonomía lo que ha guiado sus decisiones en torno a sus joyas. Shields explica que será su hija menor, Grier, quien heredará sus piezas más preciadas, mientras que Rowan, su hija mayor, ha perdido cada joya que le ha regalado.
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La elección no es arbitraria, sino profundamente simbólica. “No se trata simplemente de oro y diamantes, sino que ella comprende la historia, la artesanía y la narrativa que esconden“, aseguró la actriz sobre su hija menor, quien parece haber heredado no solo su gusto por las piezas icónicas, sino también el respeto por lo que representan.
Entre sus recuerdos más personales, Shields rememora una enseñanza que su madre le inculcó desde temprana edad: “Cómprate un diamante, no esperes a que te lo regale un hombre”. Fue ella quien le regaló su primer diamante talla esmeralda, que años después engastó en un brazalete. “Desde pequeña, cada vez que íbamos a algún sitio, íbamos a una joyería. Si estábamos en Asia, comprábamos perlas, si íbamos a otro lugar, comprábamos diamantes o broches”, recordó.
Y es que su madre, que creció en la pobreza en Newark durante la Gran Depresión, veía en las joyas una representación de sus aspiraciones. “Quizás sea porque creció en Newark durante la época de la Depresión, en la pobreza, y las joyas representaban lo que ella aspiraba a tener en la vida“, reflexionó.
La conversación también abordó el paso del tiempo y la madurez, una etapa que Shields abraza con entereza. “No tiene por qué ser una cuestión de rendirse. Se trata de aceptar el pasado que te trajo hasta aquí”, señaló. “Hay cierta libertad en ello. Empiezas a decir: ‘No, no voy a perder el tiempo en eso’. No es egoísmo, sino autoestima”.
