La primera dama de Francia, Brigitte Macron, está en el centro de una intensa polémica. Esto, tras la filtración de un video en el que califica de “malditas idiotas” a un grupo de activistas feministas.

Las mujeres, pertenecientes al colectivo #NousToutes, interrumpieron un espectáculo del humorista Ary Abittan. Este último, acusado en 2021 de violación, caso que la justicia archivó definitivamente este año.

Durante una conversación privada con Abittan en los bastidores del teatro tras lo ocurrido, Brigitte expresó: “Si salen unas malditas idiotas, las vamos a echar a patadas”. Estas declaraciones, captadas sin su conocimiento, han levantado voces de condena.

El incidente que desencadenó el conflicto ocurrió cuando integrantes de #NousToutes irrumpieron en la función de Abittan vistiendo máscaras con su rostro y gritando “Abittan violador”, en alusión a la denuncia de 2021. Aunque la causa fue archivada por falta de pruebas, el gesto buscaba visibilizar lo que para ellas representa una cultura de impunidad en casos de violencia sexual.

Al día siguiente, en un intento por calmar al humorista visiblemente nervioso, Brigitte Macron recurrió a palabras denigrantes hacia las manifestantes. Algo que ha sido interpretado como una defensa pública del acusado, y una descalificación del activismo feminista.

Las críticas no se hicieron esperar. Políticos de izquierda, como la diputada Sarah Legrain, han denunciado los dichos de la primera dama calificándolos de “insultos a feministas movilizadas”. Legrain recordó además que el archivo judicial del caso no borra la experiencia traumática de la denunciante ni su baja médica.

Por su parte, desde el entorno de Brigitte intentaron matizar la polémica. Y, según sus portavoces, los comentarios no buscaban atacar la causa feminista, sino criticar lo que consideran “métodos radicales” de protesta. Pero para muchas personas, especialmente dentro del movimiento feminista, esos matices resultan insuficientes.

Finalmente, las palabras de la primera dama han encendido una hoguera mediática y simbólica. Más allá de la polémica puntual, el episodio resuena como un recordatorio poderoso de que las luchas feministas, los juicios sobre violencia sexual, y la forma en que la sociedad responde, siguen siendo temas urgentes de reflexión.