Los sueños salvajes de Brad Pitt. Así se titula esta entrevista que lidera la portada de la nueva edición de la revista GQ, correspondiente al mes de agosto, con una sesión de fotos soñada realizada por la fotógrafa Elizaveta Porodina quien, con ayuda de la edición digital, logra imágenes surrealistas, donde hay entre homenajes a David Bowie hasta referencias al célebre cuadro La Muerte de Ofelia de John Everett Millais.
A lo largo de la entrevista, el actor que se encuentra en plan de promoción de su nuevo filme Bullet Train, se sinceró y habló en extenso sobre su depresión y reveló que, pese a la fama que ostenta, siempre se ha sentido solo, y que albergar un dolor solo es parte de “madurar y crecer como persona”: “siempre me he sentido solo. Cuando era pequeño, solo incluso aquí, y hasta hace poco que me he sentido más arropado por mis amigos y mi familia. Pero hay un verso de Rilke, o de Einstein, que trata sobre cómo vivir en la paradoja de albergar un dolor muy grande y al mismo tiempo sentir una alegría de verdad. Eso es madurar, crecer como persona”, expresó el actor.
“Siempre me movía con las corrientes, a la deriva del camino. Pasé años con una depresión de bajo grado, y no fue hasta que llegué a reconciliarme con esa idea, tratando de abrazar todos los lados de lo que soy, la belleza y la fealdad, que pude disfrutar de esos momentos de felicidad. Creo que todos tenemos el corazón roto”, reflexionó.
Pero quizás lo más noticioso fue su revelación de estar pensando en su retiro de la actuación. El actor afirmó que no le quedan muchos años en Hollywood y que ya está en lo que él llama su “última etapa” en la actuación luego de tres décadas de carrera en Hollywood: “considero que estoy en mi última etapa”, aseguró Brad Pitt. Sin embargo, afirma que, aunque no siga actuando, quiere seguir creando. “Soy una de esas criaturas que se expresa a través del arte. Quiero siempre crear. Si no estoy creando, estoy muriendo de alguna forma”, aseguró.
Con 58 años cumplidos, y a partir de estos deseos que el actor expresa, se hace inevitable recordar cómo fueron sus inicios, y ese cameo que lo cambió todo. En el cine, en nosotros como espectadores y en su propia vida. Y es cuando aparece con su torso desnudo en Thelma y Louise. El fenómeno fue tal que nadie lo pudo olvidar y ha construido una carrera luminosa llena de éxitos.