Hay decisiones que pesan más que un error de guion o una mala crítica. Para Ben Stiller, el verdadero arrepentimiento no viene del set ni de Hollywood, sino del hogar. En su nuevo documental Stiller & Meara: Nothing Is Lost, el actor y director revisita no solo la historia de sus célebres padres, los comediantes Jerry Stiller y Anne Meara, sino también la suya como hijo y padre, revelando uno de los momentos más dolorosos de su carrera: haber dejado fuera a su hija de una de sus películas.
“Probablemente es la peor decisión que he tomado en mi vida”, confesó a Ella Olivia Stiller, su hija de 23 años, al recordar cómo eliminó su participación de The Secret Life of Walter Mitty (2013). Una reflexión que, lejos de quedarse en la anécdota, expone la vulnerabilidad de un hombre que ha vivido entre la exigencia del arte y la ternura de la paternidad.
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Ella, fruto de su matrimonio con la actriz Christine Taylor, se toma la historia con humor y madurez. En el documental, recuerda que entonces estaba “realmente asustada” de filmar su primera escena como Odessa Mitty, la hermana del protagonista interpretado por su padre.
“Mi breve escena no tenía sentido en la película”, admitió entre risas. Pero para Ben, el episodio resonó con algo más profundo: “Para mí, va un poco más profundo… tiene que ver con mis propios problemas, con mi obsesión por el trabajo o con mi ‘perfeccionismo'”.
La conversación se amplía cuando aparece su hijo, Quinlin Dempsey Stiller, de 20 años, quien reconoce el desafío de tener un padre que intenta equilibrar demasiados roles. “Tienes todos estos sombreros que intentas equilibrar… ser director, actor, productor, guionista, pero también, simplemente, ser padre. Y a veces sentía que eso quedaba al final de la lista“.
Esa honestidad, transforma el documental en una suerte de espejo generacional. Stiller observa en retrospectiva cómo creció entre los reflectores y las tensiones del dúo cómico que conformaban sus padres. “La ironía es que pensaba que lo estaba haciendo mucho mejor que mis padres. Volaba a casa los fines de semana, tenía lugares especiales para que los niños jugaran cuando visitaban el set. Pero en realidad, y al escuchar cómo ellos lo vivieron, fue exactamente lo mismo que yo sentí de niño, y simplemente no lo veía en ese momento”.
La historia se vuelve aún más conmovedora cuando, en una entrevista reciente con The Times, el director de Tropic Thunder reconoce con brutal honestidad: “Probablemente la cagué más con mis hijos de lo que mis padres lo hicieron con nosotros”. Así, Ben Stiller habla desde una madurez que pocas veces se ve en la industria del espectáculo.
