La visita de Estado de la realeza catarí ha vestido de gala al Palacio de Buckingham. Y para cerrar el primer día montaron un banquete espectacular con 170 invitados, y los Beckham entre ellos. Una noche marcada por la ausencia de Kate Middleton y con una tiara algo polémica elegida por la reina Camilla.
En esta ocasión, la visita contó con el emir de Catar, el jeque Tamim bin Al Thani, y su primera esposa, la jequesa Jewaher bint Hamad bin Suhaim Al Thani. Por su parte, pese a no estar completamente recuperada, Camilla no quiso faltar al importante compromiso. Sobre todo, porque la princesa de Gales, como sabemos, se está tomando los compromisos públicos con calma, y ya había estado con ellos durante el día. Además, se encuentra en plenos preparativos de la tradicional misa de villancicos en la abadía de Westminster que se celebra este fin de semana.
Ahora bien, la reina consorte también se está tomando las cosas con calma debido a una neumonía que la afectó, dejándola cansada y débil, según sus propias palabras.
Pero Camilla ha sido elogiada por su compromiso con los deberes reales, sobre todo, desde que el rey Carlos III anunció su enfermedad. Y en esta ocasión, además, rindió homenaje a la reina Isabel II con un vestido de terciopelo rojo iluminado por una pieza histórica, la tiara kokoshnik de la reina Alexandra, inspirada en los tocados rusos y que la difunta monarca llevó en varias ocasiones.
La tiara, compuesta por 488 diamantes y engastada en oro blanco y amarillo, era la favorita de Isabel II. Y, curiosamente, para ser la tiara más cara de la Colección Real, fue financiada por un grupo de 365 mujeres conocio como las Damas de la Sociedad.
A finales de la era victoriana, Alexandra, la entonces princesa de Gales, celebraba sus bodas de plata con su marido, el futuro Eduardo VII. Un periodo que también marcó el comienzo de la decadencia de la nobleza terrateniente británica. Sin embargo, cuatro mujeres de la alta sociedad decidieron mantener el honor de su familia y formaron un comité para recaudar fondos para obsequiar a la royal una tiara extraordinaria.
Finalmente, fueron 365 las mujeres de la aristocracia y las clases altas que colaboraron para el regalo, consiguiendo recaudar 4.400 libras. Para el diseño se pidió a la propia princesa Alexandra que opinara. Y ella quiso que tuviera forma de halo de diamantes, parecida a una que tenía su hermana, la emperatriz María Feodorovna de la dinastía rusa de los Romanov. Y fue precisamente este último detalle el que le valió las críticas a la tiara.
Originalmente tenía 400 diamantes, y con el paso de los años se perfeccionaría hasta su estado actual de 488.
Durante la vida de Alexandra, la diadema fue prestada en varias ocasiones, como a su madre, la reina Luisa de Dinamarca. Tras su muerte en 1925, la tiara pasó a manos de la reina María, quien a su vez la legó a la reina Isabel II en 1953. Y finalmente, la reina Camilla eligió este banquete en honor a la realeza catarí para estrenar la histórica pieza, convirtiéndose entonces en la quinta reina en llevarla.
Otros miembros de la familia real presentes fueron el príncipe William y la princesa Ana. También estuvieron presentes los duques de Edimburgo y de Gloucester. Y el primer ministro, Keir Starmer, tomó asiento en la prestigiosa mesa por primera vez.
Entre los invitados del rey Carlos III se encontraban dos caras conocidas, David y Victoria Beckham, que se unieron al selecto grupo de 170 invitados. Ahora, la presencia del exfutbolista tiene su razón en que fue embajador de la Copa del Mundo de 2022 en Catar. Un rol que sumó polémica por los honorarios percibidos por el ex Manchester United, que supuestamente no tuvo reparos en aceptarlos pese a las violaciones de derechos humanos que se producen sistemáticamente en el país.