Tras la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán y la toma del poder por parte de los talibanes, las peores pesadillas de los afganos volvieron. Las mujeres fueron las primeras en verse cubiertas, literalmente, y así sus derechos se vieron amenazados por el nuevo régimen.
Pero el regreso de aquel pasado cruel vivido entre 1996 y el 2001, trajo consigo el crudo recuerdo de las niñas Bacha Posh y el de los niños Bacha Bazi.
El primero significa ‘vestida como niño’ y se refiere a un tercer tipo de menor de edad en Afganistán. De esa manera, para salir adelante, muchas niñas afganas sólo tienen la opción de lucir como no son para poder sobrevivir.
Por otro lado, Bacha Bazi se traduce al español como ‘jugar con niños’. Y alude a menores de edad utilizados para entretener a hombres afganos de alto poder adquisitivo (militares, policías, políticos y otras influyentes).
Más específicamente, son comprados a familias de escasos recursos, o simplemente secuestrados. Los Bacha Bazis suelen ser juguetes sexuales, bailan maquillados y vestidos de mujer en las fiestas entre hombres. Además son explotados como armas humanas por los talibanes y reciben órdenes para infiltrarse entre las fuerzas de seguridad del país.
“Una vez se apaga la música, los chicos son generalmente abusados sexualmente por sus poseedores, quienes utilizan su poder para atraparles dentro de este círculo de abuso y trauma recurrente”, revelan desde la organización War Child.
El gobierno reciente promulgó una ley en 2017 para combatir esta explotación con un nuevo Código Penal. En el se castiga a quienes sometan a niños a tal abuso y exige pena de muerte para los casos más graves como la violación. Esto, luego de años de lucha y presión por parte de los defensores de los derechos humanos. Sin embargo, los números lejos de disminuir, aumentaron.
Según un informe de 2002 de la Comisión Independiente de Derechos Humanos en Afganistán, los motivos que justifican que hoy continúen existiendo Bacha Bazis, son las continuas crisis políticas, económicas y sociales del país. Lo que provoca una inestabilidad que aumenta la pobreza, corrupción y la falta de justicia.
El problema es que aplicar medidas al respecto en Afganistán no es fácil. Menos aún en el caso de leyes que eliminan la violencia contra las mujeres y prohíben el reclutamiento de niños soldados. Sobre todo si los implicados son influyentes y hay sobornos de los explotadores a fiscales o jueces. Los que incluso han sido denunciados a la Comisión.
“Como la existencia de Bacha Bazis se considera ‘la forma como siempre se han hecho las cosas’ en la cultura afgana, muchos hacen la vista gorda sobre la práctica o simplemente no son conscientes de que ello supone un abuso de los derechos humanos”, aclaran desde War Child.
En medio de un conflicto que solo aumenta, la lucha contra la esclavitud sexual no encuentra su prioridad. Además, los expertos aseguran que con la ocupación de los talibanes y la pobreza de los habitantes del país, los niños continuarán siendo monedas de cambio.