Esta es una invitación a renovar y mejorar detalles. Que va desde el clóset al lugar donde vivimos. Un cambio cultural que se necesita y que es parte de nuestra responsabilidad en un mundo en que cada vez hay más conciencia por lo circular.
Lo vintage y clásico está de moda, es más, ha aumentado su valor en el tiempo. Es como el vino, a más antiguo mejor. Hoy día no hay nada más ondero que casarse con el vestido de la abuela, heredar un mueble de los años 50, una loza inglesa, libros antiguos y, si tienes suerte, una joya antiquísima.
También, cada vez es más común que las novias con vestidos nuevos los vendan casi saliendo de la iglesia, y que para muchas mujeres ya no valga la pena invertir en un vestido por fiesta, sino que prefieren arrendar uno distinto para cada evento.
¡Reutilizar es la consigna! Aunque igual no nos resistamos de dar un paseíto por las tiendas…
Releguemos el consumo de la novedad en favor de la reutilización. Hagamos trueque cuando nos cansemos de un mueble, de un cuadro o simplemente de un abrigo. Lo bueno no es desechable.
Siguiendo con el reciclaje, otra supertendencia del momento es comprar ropa y accesorios usados. Esta vez no se trata de “vintage”, sino que de productos modernos, de súper lujo y de marcas exclusivas, pero con poco uso, eso sí.
Así, lo que comenzó como tendencia, poco a poco, durante el encierro de la pandemia –y el aumento de las compras por Internet– se ha convertido en toda una industria, donde compañías como The RealReal, Vestiaire Collective, entre muchas otras, son la nueva pasión de los “fashionistas”. Hoy podemos acceder a comprar desde carteras Hermès a ropa de Gucci. Verdaderas maravillas que probablemente no hubiésemos podido adquirir a precio normal.
En Chile no nos quedamos atrás y en el mercado tenemos buenísimas alternativas. Una de ellas es Market People, que ha crecido tanto que ya está pensando en expandirse a otros países.
Esta tendencia también la vemos en los autos. Existe una alta demanda por autos clásicos y antiguos en buen estado, que pueden ser los mejores refugios de inversión en estos tiempos tan turbulentos y raros. Si das con uno a la venta es como haber encontrado un tesoro.
Renovemos también los barrios, no botemos una casa solo por su sitio, rescatemos lo bueno que ella puede tener. Hagamos un cambio cultural y de responsabilidad social.
Remodelar, restaurar y mejorar los detalles originales es una excelente manera de conservar la tradición. Una buena iluminación, pintar puertas y muros oscuros, pulir el arqué y preocuparse de los muebles, la decoración y los accesorios nuevos contribuyen en gran medida a modernizar una casa.
Las casas antiguas tienen más historias y encanto. Fueron hechas para durar y generalmente están ubicadas en barrios consolidados, con movimiento y onda.
Mantengamos y volvamos a darle vida a esos lugares para no seguir expandiéndonos con la modalidad de “ciudad jardín”, que es muy linda visualmente pero con tan poca vida. Controlemos el crecimiento, valoremos y conservemos lo antiguo, porque a nuestro parecer antes se hacían las cosas de mejor manera que ahora, ya que se anteponía la persona a la idea.
Es por esto que existía una vida de barrio y vida social fuera de la casa, cosa que se ha perdido y se busca en lugares como los malls –menos mal algunos han entendido que no queremos más encierro y han apostado por sus espacios abiertos–. Ojalá los barrios tengan más cafés, más tiendas y más arte para disfrutar sin tanto traslado. Lucir los años con estilo, eso también aplica para nosotros. ¡Viva lo vintage! Hoy claramente lo antiguo está más de moda que nunca.