Por Pilar Martínez y Baltazar Sánchez
Con las cuarentenas y la decisión de cientos de empresas de mantener el teletrabajo se desató un verdadero boom por la decoración y el mejoramiento del hogar. La atención que hasta esa fecha le poníamos a nuestro exterior se volcó al de nuestras casas, preocupándonos más que nunca de tener lindos todos nuestros espacios. La buena noticia es que cada vez hay más oferta de muebles, objetos y básicos para nuestros dormitorios, baños y cocinas a precios que no son exorbitantes.
Un poco antes del retorno a la democracia comenzó la llamada época de oro de la economía chilena. Entre 1986 y 1997, Chile creció a un 7,3%, la apertura de mercado pasó a ser la tónica de los años 90 y se incrementaron las importaciones que nos traerían lo mejor del diseño internacional. No solo comenzamos a ver novedades en revistas como la Vivienda y Decoración de El Mercurio y la Más Deco de La Tercera, sino que también empezamos a disfrutar de medios enfocados al diseño, el arte y el estilo de vida como la revista ED o Casas de Cosas.
También tiendas como Interdesign, Acero (que importa Vitra, entre otras reconocidas marcas europeas), Mondó, STGO/MILAN y Sur.Diseño empezaron a marcar pauta en las propuestas de arquitectos e interioristas para casas u oficinas, ya que traen muebles y objetos de los más destacados diseñadores contemporáneos o de firmas europeas y estadounidenses muy reconocidas.
Si bien a muchos nos gustaría hacer shopping en estos lugares que pueden tener varios íconos del diseño de los últimos 100 años y comprarnos el Chaise Longue LC4 de Le Corbusier (1928), el sillón Eames Lounge (1956), la mesa Tulip (1956), la silla Panton (1959), la lámpara Tolomeo (1987) o la silla Tip Ton (2011) sabemos que más bien son objetos de deseo para los entendidos y la gran mayoría de los chilenos no tiene el poder adquisitivo para tenerlos.
Sin embargo, algo positivo es que con el boom de China aparecieron empresas que se dedicaron a importar objetos o muebles con diseños inspirados en lo que se daban en capitales del diseño como Milán o Helsinski, acercando lo inalcanzable a la sociedad. Igualación Social le llaman.
Casaideas, por ejemplo, ha sido una empresa chilena que incluso con absoluta creatividad y diseño propio ha calmado esa hambre por cosas nuevas y productos funcionales e innovadores para la casa siempre accesibles al público. En su web destacan que trabajan con más de 2.400 colaboradores en América Latina, diseñan en Chile y producen en Asia, logrando así precios para todos. Los jóvenes creadores nacionales, en tanto, también empezaron a presentar productos originales y de buen diseño con valores muy aceptables.
Hace un par de meses, hemos sido testigo de la tan esperada llegada a Santiago de Ikea, el gigante sueco que vino a revolucionar el mercado de decoración y todo tipo de artículos para los espacios de un hogar. Tal ha sido su éxito que durante sus primeros días se hicieron largas colas para poder ingresar a su espacio que incluso tiene un restaurante y un bistró en su interior. Aún no sabemos qué va a pasar, pero lo más probable es que haga más competitivo el rubro y que la oferta suba de nivel, o que haga bajar los precios, ya que la relación precio-calidad de Ikea es brutal, con diseño propio y de muy buen nivel.
Una recomendación de diseño y de vida es que hay que saber mezclar y tener de todo un poco, porque eso genera la identidad en una casa, no queremos ser una copia más de cualquier catálogo, por lindo que sea. Uno se puede inspirar, pero cada uno tiene su sello.
También tenemos que aprender a adquirir objetos de segunda mano, sobre todo ahora que desde la pandemia comenzaron a aparecer tímidamente cuentas en Instagram que ofrecen todo tipo de objetos y muebles que esperan tener una nueva vida en otra casa. Tampoco deberíamos tener miedo a decorar con antigüedades, son compatibles con todos los estilos decorativos y, a pesar de lo que algunos puedan creer, lo antiguo sigue y seguirá estando vigente.
Ya no hay excusas para no tener una casa linda. No es necesario tener un elevado poder adquisitivo o demasiados conocimientos de diseño. Atrevámonos con piezas encontradas en Franklin o en el Parque de los Reyes; demos una vuelta por el Barrio Italia (donde también hay muchos diseñadores nacionales) y mezclemos con objetos de Casaideas, Ikea, H&M Home o Zara Home, por nombrar algunos. Y si puedes tener un diseño contemporáneo original (o más), bueno, eso siempre es una buena noticia.