Esta película se convertirá, de seguro, en objeto de estudio en cualquier escuela de publicidad. Es de esos filmes formadores que ilustran y ejemplifican casos emblemáticos, como lo que para el periodismo sería el caso Watergate que hizo caer al presidente Nixon, en este caso, la decisión y la estrategia que se construyó para convertir a Nike en la marca líder en el mercado del calzado y ropa deportiva, era digno de ser contado. Pero, ¿Quién tuvo el ojo para llevarlo a la gran pantalla? Ni más ni menos que el actor, guionista, director y ganador del Oscar por Argo en 2013, Ben Affleck.
Air es una historia profundamente norteamericana. Es la historia de la publicidad, por tanto del modelo capitalista que tan alto han llevado. Es la historia de la construcción de un personaje y, a la larga, de una leyenda. Es el registro histórico de un punto de inflexión en el mundo de la industria de las marcas, sus figuras, y el cómo pasan de estar supeditadas a una compañía, a llevar las riendas de su propio producto. Es la historia del basquetbol, de la NBA, del objeto más deseado por muchos antes y sobre todo en la actualidad: un par de zapatillas. Una indumentaria que te da estilo, carácter y lo más: identidad. Eso es lo que los ejecutivos de la entonces venida a menos Nike, le ofrecen a un entonces prometedor Michael Jordan y lo convierten en la figura mundial que fue.
Antes de la mitad de la década de los 80’s y en plena era Reagan, donde en las radios sonaba Cindy Laupen, R.E.O Speedwagon, y especialmente “el jefe” Bruce Springsteen ya reinaba con su himno Born in the U.S.A, Nike era un marca relegada a la gente que corría, Converse destinada a la zapatilla para caminar y lucir, y Adidas era la compañía de los grandes deportistas. La torta estaba repartida en ese orden ascendente. Nike buscaba hacer el giro, apostar por el básquetbol, que era un deporte que generaba especial pasión en el país del norte, pero el gigante alemán que tenía delante, le tapaba toda la visión.
Pero un ejecutivo de la compañía, cuya misión era reclutar nuevas figuras del deporte y potenciarlas para convertirlas en rostro de la marca, Sonny Vaccaro (personificado por un deslumbrante Matt Damon), se fija una meta empecinada, aunque a todas luces imposible de lograr: reclutar al ascendente Michael Jordan. Lo cierto es que el deportista estaba muy bien con Adidas y no quería escuchar otra oferta. Vaccaro lo intenta con su representante (encarnado por Chris Messina) sin suerte. Pero va por más. Su familia. Viaja a Carolina del Norte, lugar de residencia del basquetbolista, a hablar con sus padres, en especial con su madre (la siempre potente Viola Davis) para convencerlos de que al menos Jordan les escuche el ofrecimiento. Ni más ni menos. Pero antes, Sonny Vaccaro debe convencer al CEO de Nike, Phil Knight (obviamente en la piel del jefe de esta película, Ben Affleck), de que suelte el dinero para ofrecerle algo inédito hasta ahora.
Un par de zapatillas diseñadas pensando especialmente en él, que lleve su logo y su marca especial. Las Air Jordan. La que le reportarán ser único en toda la liga, incluso siendo capaces de pagar multas porque las zapatillas no tenían tanto color blanco, que era una exigencia de la NBA. Estaban dispuestos a todo. Sabía Vaccaro, y el Director de Marketing de Nike (Jason Bateman en el rol) que en las manos de Michael Jordan estaba el futuro de la compañía. Y no se equivocaron.
Esta es una película sobre la estrategia que se construyó para generar una campaña que convirtió en ícono cultural a un deportista. Air no se distrae contándonos la biografía de Michael Jordan -lo hace velozmente, mediante imágenes de archivo y diálogo, pero no se detiene-. Es más, Ben Affleck en la dirección decide nunca mostrar de frente al astro del basquetbol, siempre está visto por el lado o de espalda. El mensaje acá es que Air no va de Jordan, sino de la movida comercial detrás que lo instaló como un producto, y luego como un ícono.
Air es una película verbal, de mucho diálogo, de discursos y de harta retórica. Tiene esa cámara que se inmiscuye como la de Scorsese, con ese granulado vívido y que le da aire de época, que el mismo Affleck sacó brillo en Argo. Air es una película en apariencia simple, quizás poco lucida cinematográficamente, pero que el talento de Ben Affleck en la realización, le confiere mayor valor y grandilocuencia a muchos momentos que en realidad no tienen mucho de emocionantes, pero Ben con la música de la época a un volumen un poco más alto, y la cámara que busca que nos sintamos unos intrusos en este mundo, es que termina entregando un espectáculo cinematográfico vital, con harto nervio y no poca emoción.
Air se estrena hoy, jueves 6 de abril, en todas las salas de cine del país.