Padre e hija disfrutan de sus vacaciones en un modesto resort en Turquía a fines de los 90. Se bañan en la piscina, toman helados, cantan en un karaoke y se ríen de las bromas que comparten. La niña se entretiene con el tipo de cosas que se entretenía cualquier niño antes de las pantallas y los smartphones. Por razones nunca del todo explicitadas, al padre lo cubre una sombra cada vez más grande, algo complejo de decodificar para su hija. Para el espectador, el desconcierto se acentúa con la inclusión de grabaciones caseras de video y con la reiteración de algunas imágenes que sugieren más que revelan.

Inquietante y cargada de una extraña emoción, Aftersun nació a partir de las propias experiencias de Charlotte Wells, directora escocesa con recorrido en la escena de Nueva York que se volcó a escrudiñar en los recuerdos junto a su papá. Sin buscarlo obsesivamente, su ópera prima se transformó en un estudio sobre la memoria, de sus trampas y misterios. “Fue uno de los aspectos más complicados”, ha dicho en entrevistas. “Pasé mucho tiempo viendo filmes que profundizan en la memoria. Consideré los diferentes caminos y cómo expresar eso. Y finalmente determiné que lo más importante era que el sentimiento estuviera lo más presente y fuerte posible, porque creo que aquel que perdura un poco más concretamente es el sentimiento que genera la huella más intensa”.

Y revela sus claves: “Estoy interesada en la ambigüedad, en la contradicción y en las personas desordenadas e inconsistentes. Y creo que es difícil capturar eso. Esa es una línea realmente muy fina en la que hay que caminar y manejarse. Pero no lo logré sola: tengo muchos colaboradores en quienes busco orientación y comentarios, que me ayudaron a conseguirlo”. Sus dos estrellas frente a las cámaras representan recorridos dispares: Paul Mescal, el actor irlandés que luego de saltar a la fama con la miniserie Normal People se convirtió en uno de los talentos más solicitados de la industria, y Frankie Corio, quien “nos impresionó con su habilidad”, dice. “Trabajar con Paul fue genial. Tuvimos dos semanas para conocernos y hacer ensayos. Es muy fácil compartir con él. Es un gran actor y definitivamente es mi modelo a seguir”, cuenta la directora de Aftersun.

“Para mí se trataba de darles el espacio para que se conocieran el uno con el otro, que construyeran una relación genuina y capturar esa relación en la pantalla. Obviamente, no son padre e hija, y nunca tendrían ese tipo de intimidad familiar, pero crearon un vínculo y pasaron mucho tiempo juntos en las semanas previas al rodaje. Creo que también tuvimos un poco de suerte de que todos nos agradáramos tanto. Habría sido excepcionalmente desafiante si no hubiera sido así”, sostiene la realizadora.

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Aftersun se exhibe en salas de cine como Cinépolis, Cine Arte Alameda, Sala K.