Carlos III quiere ser un rey moderno, discreto en gastos y en pomposidad. Dice que quiere ser accesible, inclusivo, abierto a todas las religiones, defensor del medio ambiente y todo lo político que la Constitución le permita. Todo, sin ofender a los más tradicionales. Sí, estamos hablando de un desafío mayor. Una muestra de todo esto la quiere dar durante la ceremonia de su coronación, el próximo sábado 6 de mayo y con pequeños símbolos marcará la diferencia.

La procesión será mucho más pequeña que la de su madre hace setenta años, los actos serán menos extravagantes, el óleo ocupado para la unción será vegano y muy lejana a elementos “poco éticos” como el ámbar gris procedente de los intestinos de las ballenas, o el aceite extraído de las glándulas de pequeños mamíferos.

Sin embargo, y por muy inclusivo que quiera parecer Carlos III, no ha pasado desapercibido que los platos y tazas conmemorativas del evento sean de un color azul intenso, considerado culturalmente muy “masculino”, con el fin de subrayar que Gran Bretaña tiene su primer rey hombre en siete décadas. Pero, ya en ámbitos más prácticos, la ruta del desfile será de solo dos kilómetros, entre el palacio de Buckingham y la abadía de Westminster en lugar de los ocho que recorrió Isabel II. De esta manera, los curiosos y adictos a la monarquía tendrán que aglutinarse para ver pasar a Carlos y Camila, camino de la iglesia en la carroza más cómoda y moderna de su colección, fue hecha en 2012, y de regreso en la más antigua, tiene 260 años, y que ha sido utilizada en todas las coronaciones desde la de Guillermo IV en 1831.

Qué corona usar es casi tan complicado como decidir qué vestido usará una novia durante su boda. En el caso de Carlos, lucirá la de St Edward, la misma que usó su madre en 1953, y la del Estado imperial a la salida de la abadía, símbolo del poder que le ha sido conferido. En el caso de Camila, llevará la que fue fabricada para la reina María, consorte de Jorge V y bisabuela del actual rey, en una versión modificada a la que se han añadido algunas piedras de la colección personal de Isabel II.

La mayoría de los objetos sagrados utilizados en la coronación no tienen más de 350 años, porque los tesoros de la realeza fueron saqueados por Oliver Cromwell, mientras que el oro y la plata fundidos, luego del asesinato de Carlos I en 1649 y la breve guerra civil que vivió el país en el siglo XVII. La pieza más antigua será una cuchara de 1100 en la que se volcará el aceite vegano, consagrado en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Lo “moderno”, será un sello con el diseño de la corona de St Edward, símbolos que la corona utilizará en todos los mensajes que publique sobre el acontecimiento.

Respecto a los invitados, lo que ya se sabe. Harry estará, pero sin Meghan, y su viaje será relámpago. También Andrés pero no se sabe qué uniforme usará, pero estará presente sin su ex mujer Sarah Ferguson. Y es que Carlos III quiere ser un rey inclusivo, pero eso llevado a la familia propia no le ha resultado muy bien.