Este lunes Don Francisco fue el encargado de comenzar la semana en Velvet al desayuno, espacio conducido por Angélica Castro. De lunes a viernes desde las 10:00 am, desde el Instagram Live de Revista Velvet.
128 días lleva Mario Kreutzberger en cuarentena. “Al principio parecía muy fácil, pero ya cuando llevábamos más semanas nos dimos cuentas que es difícil”, comentó. Y aun cuando ya estamos en un temprano proceso de desconfinamiento, para él, debido a su edad, no se considera parte de esa etapa. Y espera volver a Miami pronto, ya que es su primer hogar. Pero no ha vuelto desde la estallido social.
Dentro del encierro aseguró que “Uno aprende a extrañar cosas nuevas”, confesó Mario. Pero que no son nuevas, desde el contacto con la familia, el trabajo y sus proyectos personales. El próximo mes cumple 58 años desde que hizo su primer programa en Canal 13, y tendrá que hacer la celebración de forma virtual. En Chile, es la persona más antigua que puede decir eso. “Yo debería quedarme en Canal 13, aunque no les interese mucho”, confesó entre risas hablando de su trayectoria que siempre ha sido en ese canal. Y aseguró que le interesa mucho seguir trabajando y hacer programa en ciclo.
Angélica contó que todos los viernes don Francisco hace su Shabbat. Invitan a amigos, cercanos o personas de todo ámbito, y en la comida, hablan sobre “el tema de la semana”. “Lo hago desde hace 10 años y han pasado por esa mesa como 7500 personas”. Si bien confesó que no es religioso, lo ha hecho a través de la biblia porque se ha dado cuenta que muchos temas son totalmente actuales. Y, por estos días, lo hace de forma virtual.
En dichas comidas se hablan muchas cosas, se comparten sentimientos e incluso se llega a la catarsis comentó Angélica quien ha sido parte de ellas. Se trata de conversaciones profundas que se transforman en un análisis personal muy beneficioso. Y el animador confesó que con esto empezó a darse cuentas de muchas cosas que hacía mal, como poner su trabajo sobre su vida personal. “Uno se conecta con sus sentimientos más íntimos y profundos”, sentenció.
“Yo aprendí en esas cenas que era agnóstico”, reveló. Y agregó “yo creo en todo, pero no estoy seguro de nada”, citando a Carlos Alberto Montaner, un escritor cubano muy reconocido.
Más allá de Don Francisco, Mario se define como una persona tímida, o bien, “no soy el invitado que la gente espera”. Más retraído y tranquilo, no el animador. Y reveló que en su niñez sufrió “bullying” racial en el colegio. Sus padres eran refugiados que venían de la Segunda Guerra Mundial, y que incluso una vez lo golpearon por lo mismo, se los ocultó a sus padres, y se arrancaba del colegio. “Hasta que llegó el director a su casa”, contó.
Eso fue hace 64 años atrás, pero a su vez señaló que lo fortaleció. Sobre todo cuando su director le dijo que estaba al tanto de lo ocurrido, pero que quería que regresara al colegio y que él estaría ahí para él. Y eso es ahora parte de una campaña que está haciendo en la que dicen “todos podemos ser solidarios”. Y enfatizó que no solo el poderoso puede ser solidario, el más modesto también puede serlo. Desde conversar con alguien que está postrado en una cama. “De esta pandemia solo vamos a salir todos juntos”, enfatizó.
Sobre la Teletón adelantó que las cosas van cambiando, y que para los próximos años se necesita que entre gente nueva, las generaciones actuales. “Yo creo que deberían renovarse muchas cosas, la política, la economía, hasta yo con mi nuevo look”, dijo. Y aseguró que le tiene que dar paso a otras personas y que de ahora en adelante su plan es colaborar desde donde pueda aportar y hacer las cosas que le gustan, como su familia. E hizo un llamado a ser solidario siempre y no refiriéndose a un tema de plata, sino del corazón y ayudar de cualquier forma que se necesite.
“La he visto más en estos cuatro meses que en los últimos 10 años”, dijo sobre la cuarentena sobre su esposa. Y mostró de forma exclusiva su próximo libro: “Lo que aprendí”, basado en sus últimos 20 años. Pero no termina ahí, “he estado pensando en escribir una novela”. Además, contó que siempre quiso vender el guión de una película: “Una geisha en occidente”.
Además, reveló que fue su madre quien lo incentivó en el mundo artístico, ya que ella era una soprano lírica frustrada por el nazismo, según las palabras del propio animador. “Ella se veía en mí, pero murió cuando yo era joven, a mis 34 años, entonces no alcanzó a ver todo lo que yo hice, no me vio internacional”, confesó.
No alcanzaron los minutos para esta entretenida conversación y definitivamente queda en deuda una parte 2.