Cristián de la Fuente es un experto si de improvisar se trata y así lo ha demostrado en ‘Velvet al desayuno’. En estas sesiones de verano ha compartido entretenidas conversaciones, entre ellas, una con su hija Laura de la Fuente.

Desde su casa en Vichuquén, cada uno en una pieza diferente, ambos conversaron esta mañana de jueves y entre preguntas “pauteadas” (vean el video y entenderán por qué) y otras del público, padre e hija hablaron de la pandemia, el colegio, los sueños de Laura e incluso de su pololo.

Los De la Fuente Castro son una familia muy unida y comparten muchas cosas juntos. Por un lado, hemos visto a Laura entrenar con Cristián a primera hora de la mañana, sin importar los grados, y también cocinar junto a su madre o haciendo videos de TikTok.

La joven estudiante rescató la importancia de creer en los sueños y en las consecuencias que eso trae en la vida de las personas. “Creer en tus sueños es lo que te hace crecer. Un sueño para mí es esquiar mejor, por ejemplo, y este año me motivé y lo hice, y encuentro que mejoré mucho. Si crees que lo vas a lograr también, vas a hacer un esfuerzo para lograrlo”, comentó.

La hija de Angélica Castro asegura que la moda no es lo suyo, “vendría siendo algo como moda Lau, la gente encuentro que me visto raro”, comentó entre risas, no se maquilla y asegura que le encanta la naturalidad. Por lo mismo, cuando su papá le preguntó por las redes sociales y superficialidad que se puede encontrar, aseguró firmemente que, si bien es la decisión de cada quien, le encanta que las personas muestren los días buenos y los malos. “Si muestras como te motivas o un mal día, entonces la gente se puede identificar contigo”, afirmó.

Como estudiante, le gusta ir al colegio y en relación a la pandemia confesó que prefiere a sus compañeros y profesores en vivo, y lo difícil que resulta estudiar online porque las metodologías son diferentes. Por otro lado, está muy feliz de poder haber hecho amigos.

Recordemos que la familia se mudó a Chile precisamente porque Laura quería vivir en el país, sin embargo, al poco tiempo de su llegada el Covid-19 cerró las salas de clases. Hoy está feliz y pololea desde hace 6 meses, mientras comparte la cuarentena con sus papás.

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