Timothée Chalamet volvió a llevar la promoción cinematográfica a un territorio inexplorado. Esta vez, literalmente. El actor se convirtió en la primera persona en subir a la cima de la Sphere de Las Vegas. ¿La razón? Es parte de la campaña de lanzamiento de Marty Supreme, su recién estrenada película.
La acción, realizada en colaboración con Cash App, marca de la que Chalamet es vocero, no fue solo una apuesta visual de alto impacto, sino también una declaración de principios: el actor está dispuesto a empujar los límites de la promoción tradicional para sostener su fe en el proyecto.
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Aunque la imagen de Chalamet suspendido a aproximadamente 112 metros de altura, parece pensada para la era de las redes sociales, el origen de la idea es mucho más antiguo. El actor había imaginado a la Sphere como un lienzo creativo desde la época en que trabajaba en Wonka, estrenada en 2023, según Vogue. Más tarde, volvió a explorar esa posibilidad mientras se preparaba para la promoción de Dune. Ninguna de esas conversaciones prosperó en su momento, pero el vínculo con los ejecutivos del recinto se mantuvo activo.
“Somos fans de él”, explicó Carolyn Blackwood, directora de Sphere Studios al mismo medio. “Así que es muy orgánico estar teniendo conversaciones, grandes y pequeñas, sobre cosas que podemos hacer juntos. Y obviamente, esta película en particular es muy especial para él“.
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El resultado fue una puesta en escena extrema: la superficie del domo se transformó en una gigantesca pelota naranja de ping-pong gracias a la coordinación de sus 1,2 millones de luces LED, mientras la cámara, montada en un dron, se alejaba lentamente, reduciendo la figura del actor hasta volverla casi imperceptible.
La intervención en la Sphere no es un hecho aislado. Desde el estreno de Marty Supreme en el Festival de Cine de Nueva York en septiembre, Chalamet ha desplegado una de las campañas promocionales más intensas y personales de los últimos años. Merchandising diseñado por él mismo, funciones especiales, apariciones mediáticas constantes y una presencia digital marcada por llamados explícitos a creer en la película.
“No quieres correr el riesgo de ser demasiado categórico”, le dijo a Vogue. “Pero tampoco quiero mirar hacia atrás en mi vida y en las cosas que he hecho y decir: ‘Oh, pobrecito yo. Vean la película si quieren. Es lo que es’. No. En el peor de los casos, le caes mal a algunas personas. Y en el mejor, alguien se engancha y dice: ‘Oye, este tipo de verdad cree que esto vale la pena’“.
Paradójicamente, subir a la cima del domo no fue una idea suya. Fue el propio equipo de la Sphere quien se la propuso. “Fuimos a su equipo y le dijimos: ‘¿Qué te parece?'”, relató Blackwood. “Se entusiasmó muchísimo. Y después tuvimos que hacerlo realidad”.
La operación implicó meses de planificación, coordinación técnica y múltiples evaluaciones de riesgo. Sin ascensores ni accesos directos, el actor tuvo que atravesar pasarelas y plataformas con arnés, casco y equipo de seguridad completo. “Hay que tener cierto grado de capacidad atlética. Y no es para personas impresionables”, señaló Blackwood. “Él estuvo dispuesto a todo”.
Más allá del impacto visual, el proyecto destaca por el nivel de involucramiento del actor. Según el equipo de Sphere Studios, Chalamet participó activamente en cada decisión, desde el diseño y la paleta de colores hasta la edición final del material.
“Estuvo involucrado al 100%”, afirmó Blackwood. “Tiene una atención muy particular y muy precisa sobre lo que quiere hacer. Estuvo hiperconcentrado en cada aspecto de la ejecución, hasta la edición final. Cada pieza de esto, el diseño, el color, los efectos visuales, la forma en que lo hicimos, el corte que usamos, todo es Timothée“.
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En un video detrás de cámaras, el actor resumió la experiencia con una mezcla de ironía y ambición. “Se siente increíble estar arriba de la Sphere. Ojalá sea algo metafórico en relación a la taquilla. Y aunque no lo sea, el día de mi muerte, una imagen de esto estará tallada en mi lápida“.
Marty Supreme se estrenará en cines chilenos en febrero del 2026. Con este hito, se cierra un año en el que Timothée Chalamet no solo apuesta por nuevos desafíos interpretativos, sino también por redefinir cómo se construye el relato alrededor de una película en la era del espectáculo total.