Andrés Mountbatten-Windsor y Sarah Ferguson enfrentan el capítulo más incierto de su vida postreal. Tras décadas instalados en el Royal Lodge, la residencia que compartieron aun después de su divorcio, ambos deberán abandonar la propiedad antes del 31 de enero.
Aunque la fecha está definida, el rumbo de Mountbatten-Windsor sigue siendo un enigma. Su exesposa, en cambio, ya inició la búsqueda de un nuevo hogar. Según confirmó una fuente a Page Six, Ferguson está mirando opciones “para una casa en Windsor”. Y a sus 66 años, aspira a mantenerse cerca del lugar donde ha vivido durante décadas.
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La decisión de desalojo llega meses después del movimiento más drástico del rey Carlos: retirar a Mountbatten-Windsor de todos sus títulos. Y además, exigir la entrega del contrato de arrendamiento por su vínculo con el difunto Jeffrey Epstein.
Durante octubre, surgió una propuesta que parecía ofrecer una solución: que el ex príncipe se trasladara a Frogmore Cottage, la residencia que ocuparon el príncipe Harry y Meghan Markle durante sus años en Reino Unido. Ferguson, por su parte, se instalaría en Adelaide Cottage, el antiguo hogar del príncipe William y Kate Middleton. Sin embargo, el plan fue descartado. Y hasta ahora, no existe un acuerdo definitivo.
El escenario se complejiza aún más por las repercusiones del caso Epstein. En 2014, Virginia Giuffre declaró que había sido víctima de tráfico sexual por parte de Mountbatten-Windsor siendo menor de edad, acusación que en 2021 formalizó mediante una demanda civil por abuso sexual y agresión en Nueva York. Él negó conocerla y llegó a afirmar que la fotografía que los mostraba juntos había sido manipulada digitalmente. Pese a ello, un año después aceptó un acuerdo extrajudicial cifrado en millones. Giuffre falleció por suicidio a inicios de este año.
Ferguson tampoco ha estado ajena a las consecuencias. Su propio vínculo con Epstein terminó por costarle espacios públicos y profesionales, incluido un libro infantil que fue retirado de publicación. Además, fue desvinculada de varias organizaciones benéficas tras la filtración de correos electrónicos en los que se disculpaba con Epstein, a quien describía como un “amigo supremo” luego de haberlo criticado públicamente. Cercanos a la duquesa aseguraron que están “más preocupados por Sarah que por Andrés”, describiendo a la exfilántropa como “al borde de su resistencia”.
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Aunque Ferguson dejó de usar su título de duquesa de York tras la caída de Mountbatten-Windsor, sus hijas, la princesa Beatriz y la princesa Eugenia, mantendrán los suyos. Mientras tanto, el impacto del caso continúa expandiéndose. La reciente publicación del libro póstumo de Giuffre, Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice, vuelve a poner presión pública sobre el exduque en medio de un momento ya crítico.
