La edición 2025 de Le Bal des Débutantes volvió a captar la atención global con la mezcla precisa de tradición, alta costura y herencia familiar que lo ha convertido en uno de los eventos sociales más codiciados del año. En su última versión, celebrada en el hotel Shangri-La Paris, un escenario digno de la era de María Antonieta, una debutante en particular se llevó todas las miradas: Carolina Lansing, la nieta de Carolina Herrera, quien hizo su debut acompañada por su hermano menor y luciendo un diseño que dialoga con la historia estética de su familia.
La presencia de Lansing se convirtió en uno de los momentos más comentados de la noche. Siguiendo la tradición de llegar a París la semana de Acción de Gracias, las debutantes se prepararon para días intensos de ensayos, sesiones de joyería y fittings.
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En ese contexto, Carolina Lansing trabajó junto a Wes Gordon, director creativo de la firma Carolina Herrera, para construir un vestido que le permitiera honrar su legado de manera contemporánea. “Al final hicimos un homenaje a la primera colección de pasarela de mi abuela”, señaló Lansing a Vogue. “Esa colección tenía muchos lunares, así que decidimos hacerlo en blanco y negro, con cintura baja y drapeados, y un lazo grande porque se sentía muy ‘Carolina’. Es muy elegante y simple al mismo tiempo”.
Para completar el look, eligió un collar de cinta con un broche antiguo de diamantes y zafiros que, según reveló, llevaba consigo un peso emocional inesperado. “El broche me recordó inmediatamente a mi abuelo cuando lo vi, y él falleció hace poco, en marzo“, reveló.
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A lo largo de los años, Le Bal ha reunido a hijas de celebridades, jóvenes de la realeza y figuras provenientes de distintas capitales culturales. Esta versión no fue la excepción. Bronwyn Golden Vance, hija de Angela Bassett y Courtney B. Vance, abrió la velada con un baile junto a su padre, enfundada en un diseño marfil de Stéphane Rolland.
“Creo que Le Bal se trata de estar en un espacio con mujeres exitosas que tienen más o menos mi edad y que vienen de todo el mundo. Es muy raro poder compartir una noche tan hermosa con jóvenes que están entrando de a poco a la adultez“, dijo antes del evento, destacando que su hermano gemelo la acompañaría como caballero.
El evento también convocó a figuras de la realeza europea que, año a año, encuentran en Le Bal. Lady Araminta Spencer-Churchill, hija del XII duque de Malborough, asistió vestida por Armani Privé. La princesa Eulalia Orleans Borbón lució una espectacular tiara junto a un vestido de Tony Ward. Mientras que la princesa Isabelle d’Orléans apostó por un diseño de Antonio Grimaldi. Gabrielle Janssens de Balkany, bisnieta del último rey y la última reina de Italia, eligió una propuesta de la diseñadora Luisa Beccaria para su debut.
Aunque suele ser recordado por sus vestidos, joyas y tradición, Le Bal mantiene un eje central: su carácter filantrópico. Este año apoyó a dos instituciones médicas dedicadas al cuidado infantil. La Association of Cardiology Research from Fetus to Adult, que trabaja para mejorar la atención de niños con cardiopatías en el hospital Necker-Enfants Malades. Y el Maria Fareri Children’s Hospital, en el valle del Hudson.
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Durante la presentación oficial de las debutantes, el salón entero celebró el paso de cada una por la pista. La noche se extendió hasta bien entrada la madrugada, cuando las tiaras y los tacones cedieron su lugar a zapatillas. Le Bal cerró una nueva edición, reafirmando su espíritu de tradición, elegancia y renovación.
