Durante años, Mariel Hemingway intentó escapar del eco trágico que marcó su apellido. Nieta del legendario escritor Ernest Hemingway y hermana de la supermodelo Margaux Hemingway, ambos fallecidos por suicidio, la actriz que deslumbró en Manhattan, de Woody Allen, pasó buena parte de su vida temiendo que la historia familiar se repitiera. Hoy, sin embargo, ha convertido ese legado de oscuridad en una plataforma de luz y acompañamiento.
“Tenía miedo al caos, al color, a estar demasiado viva”, confesó Mariel en un video publicado en su cuenta de Instagram. “Durante años, viví entre paredes blancas, cocinas blancas, sábanas blancas y encimeras tan limpias que casi desaparecían. La gente lo llamaba paz, yo lo llamaba seguridad. Pero bajo esa supuesta serenidad, había miedo”.
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Su relato es una reflexión íntima sobre el perfeccionismo y la ansiedad. “Pensaba que el control me mantendría tranquila. Pensaba que la perfección me liberaría. Pero, en realidad, cada rincón impoluto reflejaba mi ansiedad”. Hasta que un día decidió dejar que el desorden respirara junto a ella. “El control no es calma. La quietud no proviene de apretar el control. Proviene de soltarlo”, afirma.
Hoy, Mariel Hemingway guía a mujeres que, como ella, buscan reconciliarse con su historia y encontrar su propósito. Desde su programa The Queen Returns, una experiencia transformadora de ocho semanas para “mujeres de alto rendimiento que se sienten agotadas o desconectada”, la actriz ofrece herramientas para “dejar de fingir fortaleza y comenzar a encarnar la paz”.
En la página oficial de su iniciativa se explica con claridad. “Icono de Hollywood y descendiente de una familia de renombre literario, su viaje personal la ha llevado a través de las profundidades del trauma, la desconexión y la supervivencia, para luego reconectarla con su esencia, su serenidad y un liderazgo personal radical”.
Hace un tiempo, Mariel volvió a abrir su corazón en redes sociales. “Nací en una familia donde la tragedia era casi una tradición. Mi abuelo, Ernest Hemingway, se quitó la vida cuatro meses antes de que yo naciera. Mi hermana, mi bisabuelo y otros también. El patrón se repetía como una oscura herencia“, escribió.
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“Durante años, me pregunté si sería la siguiente. Si el dolor estuviera escrito en mi ADN. Cuando creces rodeado de caos, es fácil creer que eres el caos. Pasé años buscando la paz a través de la perfección, intentando escapar de un legado en lugar de afrontarlo. Pero la paz no se encuentra huyendo. Se encuentra al afrontar el dolor con presencia“, concluyó la actriz, que con el tiempo, encontró su voz lejos del ruido de Hollywood y de las sombras familiares.