Desde hace décadas, Julie Andrews representa algo más que la imagen de Mary Poppins: encarna la gracia y la inteligencia de una artista que ha sabido conservar la curiosidad intacta. Hoy, junto a su hija, la escritora y directora Emma Walton Hamilton, celebra el lanzamiento de su nuevo libro The Great American Mousical, un homenaje a su amor compartido por las historias.
Pero antes de mirar hacia el presente, ambas miran hacia atrás, hacia los libros que las acompañaron desde la infancia y que siguen inspirando sus días. “Leo casi cualquier cosa que capte mi interés”, confesó Andrews a Page Six. La actriz, asegura que puede disfrutar de una buena lectura “desde mi jardín hasta mi cama, un avión o un sillón”.
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Para Andrews, la literatura fue una puerta a la imaginación y una escuela emocional. Entre los títulos que la marcaron, recuerda con especial cariño The Little Grey Men, de Denys Watkins-Pitchford. “Mi padre me compró este hermoso libro cuando tenía unos nueve años. Es un estudio de la naturaleza bellamente escrito que se centra en los últimos cuatro gnomos que viven en Gran Bretaña. Este libro ha influido en mi propia escritura desde la primera vez que lo leí, y me enorgulleció ayudar a reeditarlo en Estados Unidos hace algunos años“, aseguró.
Otro de sus tesoros literarios es The Once and Future King, de T. H. White, una reinterpretación de las leyendas del Rey Arturo que terminó inspirando el icónico musical Camelot. “The Once and Future King es un libro enorme, cuatro novelas en una sola edición. Es una reinterpretación de las leyendas artúricas originalmente escritas por Thomas Malory en 1485. Terence Hanbury White adaptó esas historias para los lectores modernos. Y finalmente se convirtió en la base del encantador musical Camelot, de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe, del cual tuve la fortuna de ser parte en mi juventud“.
La actriz también cita Act One, la autobiografía de Moss Hart, como una lectura esencial. “Act One es la maravillosa autobiografía del famoso escritor y director Moss Hart. Trata sobre su vida temprana, cuando luchaba contra la pobreza extrema hasta convertirse en el querido y destacado hombre que fue. En mi opinión, captura una época y el mundo del teatro musical de una manera inigualable“.
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En tiempos donde las pantallas parecen ocupar cada rincón, Andrews defiende el espacio íntimo del libro como refugio, herencia y faro. Y quizás por eso, entre páginas y personajes, han encontrado la manera más elegante de seguir contando historias: primero leyéndolas, luego escribiéndolas.
