El martes, desde la tranquilidad de su casa en El Arrayán, Jaime Vadell recibió una llamada que marcaría un antes y un después en su trayectoria. La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo, le comunicaba oficialmente que había sido distinguido con el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2025.
“Muchas gracias, ministra. Muchas gracias a todos los jurados que me han distinguido con este premio. Estoy muy emocionado y contento”, expresó el actor al teléfono, dejando escapar la sencillez y gratitud que lo han acompañado a lo largo de más de seis décadas de carrera.
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Nacido en Valparaíso en 1935, Vadell ha sido mucho más que un intérprete: director, dramaturgo, gestor cultural y maestro de generaciones. En su voz, la emoción se transforma en reflexión. “Muy contento porque uno entra a ser un servidor del país. Uno entra a hacer algo muy importante con este premio. Entra a la historia, al cuento en grande. Es muy emocionante”.
Su trayectoria es, efectivamente, un relato en grande. Desde los teatros universitarios hasta los escenarios internacionales, Vadell ha sabido transitar con naturalidad entre la solemnidad del drama y la frescura de la comedia, construyendo personajes que permanecen en la memoria colectiva.
Para la ministra Carolina Arredondo, el galardón es un acto de justicia artística. “Su trayectoria lo ha llevado a la consolidación como uno de los actores más destacados y versátiles del país. Desde sus primeros pasos en los teatros universitarios hasta su contundente presencia en la televisión, el teatro y el cine. Su carrera ha estado marcada por interpretaciones que han trascendido en la memoria”, señaló.
El acta de premiación subraya no solo su talento, sino también su aporte al desarrollo cultural. “Su plena vigencia lo convierte hoy en un referente indispensable para las nuevas generaciones. Desde el mundo independiente, su trabajo alcanzó una proyección que hoy se reconoce como un ejemplo para todo el sector”.
En sus palabras finales, se revela no solo el artista, sino el ciudadano consciente del rol del arte en la sociedad. “Me da miedo no poder decir con tranquilidad lo que pienso. Siento una emoción tremenda, con un agradecimiento enorme y con un gran sentido de la responsabilidad que significa ser un artista reconocido por su país“, concluyó.
