La vida está llena de giros inesperados que a menudo nos obligan a reevaluar nuestra ruta. Y recientemente, el comunicador y geógrafo Alejandro ‘Buffy’ De la Cruz Barros, conocido por su participación en el popular podcast Tomás va a morir, se encontró en una de esas encrucijadas, revelando una verdad que ha conmovido a sus seguidores y a la audiencia del programa. En un reciente episodio, De la Cruz reveló que padece una delicada enfermedad cerebral
Todo comenzó con un síntoma aparentemente simple pero persistente: una visión borrosa. “No se me pasó durante todo el día. Veía como si estuviera debajo del agua, todo borroso”, explicó Buffy. “Yo diría que veía como un 60% bien por el ojo y 100% por el otro”, relató.
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La búsqueda de respuestas lo llevó a una consulta médica, donde los exámenes revelaron una realidad mucho más compleja. “Cuando estuvieron todos esos resultados, me miró y ahí se complicó todo porque me dijo: ‘Su ojo está perfectamente bien. El problema es del cerebro’“, explicó. Los análisis mostraron un daño en la mielina, la sustancia que recubre las neuronas y permite que los impulsos eléctricos viajen sin interrupciones. Cuando esta capa protectora se desgasta, “los impulsos eléctricos que viajan a través de la neurona empiezan a chisporrotear y no llegan al final”. Es este “cortocircuito” el que interrumpe la conexión entre el cerebro y el cuerpo.
Tras la revelación, un neurólogo confirmó el diagnóstico. Y con una claridad cruda, expuso la severidad de la situación. “Lo voy a decir sin ningún tapujo más: tengo una enfermedad al cerebro que no tiene cura y voy a tener que vivir el resto de mi vida con eso. Es muy grave“, confesó Buffy. A pesar de la contundencia de las palabras, también hay un rayo de esperanza: la enfermedad, si bien no tiene cura, sí cuenta con un tratamiento paliativo. Buffy la comparó con el VIH, una enfermedad que hace dos décadas era mortal y que hoy, gracias a los avances médicos, se ha convertido en una condición con la que es posible vivir. “Hoy en día puedes vivir una vida de mierda, pero vivirla. Quizás no llegue a los 90 años, pero sí quizás supere los 60“, reflexionó.
La noticia conmovió profundamente a sus amigos y compañeros de podcast, Tomás Leiva y Eduardo Carrasco, quienes han sido testigos cercanos de su proceso. Para Buffy, esta nueva realidad presenta una dolorosa paradoja: una vida dedicada a “moverse, viajar, explorar y descubrir” ahora podría derivar “en exactamente lo contrario”. Su futuro, ahora redefinido, plantea un desafío monumental para su carrera y su estilo de vida, al que tendrá que adaptarse paso a paso.