En un movimiento que ha acaparado la atención mundial, el príncipe Harry ha expresado su deseo de llevar a sus hijos, el príncipe Archie y la princesa Lilibet, de regreso a su natal Reino Unido. Esta revelación, que llega tras su reciente reencuentro privado con el rey Carlos III, encendió una vez más la esperanza de un posible acercamiento familiar, rompiendo el silencio que había rodeado a la Casa de Windsor durante casi dos años.
Durante su reciente viaje a Ucrania, el duque de Sussex compartió con The Guardian un anhelo que, hasta ahora, parecía lejano. Cuando se le preguntó si algún día llevaría a sus hijos al país, a pesar de las controversias en torno a su seguridad, Harry fue enfático. “Sí, me gustaría. Esta semana sin duda ha acercado esa posibilidad”, señaló.
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Este optimismo contrasta drásticamente con sus declaraciones anteriores. En mayo, el príncipe había confesado a BBC News que no podía “ver un mundo en el que regresaría con mi esposa e hijos al Reino Unido en este momento” debido a la pérdida de su protección policial automática. En esa ocasión, Harry lamentó el panorama. “Se van a perder, bueno, todo… Creo que es bastante triste que no pueda mostrarles a mis hijos mi tierra natal”.
El viaje de Harry a Londres no solo incluyó compromisos con fundaciones y un emotivo discurso en los WellChild Awards, sino que culminó en un esperado y significativo reencuentro con su padre. Tras 19 meses de distanciamiento, el duque se reunió con el rey Carlos III. Un momento que, según personas cercanas a la realeza, fue un paso crucial hacia la reconciliación. Aunque breve, la reunión de 55 minutos en Clarence House el pasado 10 de septiembre marcó un antes y un después en la dinámica padre-hijo.
Harry, en su entrevista, dejó claro que este reencuentro no debe ser un evento aislado. El foco para el próximo año, según él, “realmente tiene que estar en mi papá”. Su visita también le permitió reconectar con sus raíces y con las causas que lo apasionan, algo que describió como difícil de hacer “desde lejos”.
