La leyenda del piano, Billy Joel, se ha abierto como nunca antes. A sus 76 años, el músico decidió mirar hacia atrás y compartir uno de los momentos más sombríos de su vida en Billy Joel: And So It Goes, el nuevo documental que tuvo su estreno en el Festival de Tribeca en Nueva York el pasado 4 de junio.
Aunque el artista no estuvo presente en el evento, su voz resuena con fuerza en la primera parte del documental. Allí, revela que, siendo apenas un veinteañero, atravesó una crisis emocional tan profunda que lo llevó a intentar quitarse la vida en dos ocasiones. Todo comenzó con una traición: se enamoró de la esposa de su mejor amigo y compañero de banda.
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En los años 70, Joel formaba parte de Attila, grupo en el que compartía escenario con Jon Small. La convivencia entre ambos músicos, Small, su esposa Elizabeth Weber y su hijo, derivó en una conexión inesperada.
“Bill y yo pasábamos mucho tiempo juntos”, cuenta Elizabeth en el documental, señalando que fue “un proceso lento”. Finalmente, Joel decidió confesarle la verdad a su amigo: “Estoy enamorado de tu esposa”.
Las consecuencias no tardaron en llegar. “Me sentí muy, muy culpable por eso. Tenían un hijo. Sentía que había destruido un hogar“, recuerda Joel. “Estaba simplemente enamorado de una mujer y me dieron un puñetazo en la nariz, como merecía. Jon estaba muy afectado. Yo también lo estaba”.
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La banda se disolvió, la amistad se quebró y Elizabeth se marchó. Fue el inicio de una espiral destructiva. El cantante comenzó a beber, sin un lugar donde vivir ni propósito claro. “Dormía en lavanderías y creo que estaba deprimido al punto de rozar lo psicótico”, revela. “Pensaba: ‘Ya está. No quiero seguir viviendo’. Tenía mucho dolor, y era como: ¿para qué seguir? Mañana será igual que hoy, y hoy apesta. Así que decidí terminar con todo”.
Su hermana, Judy Molinari, trabajaba entonces como asistente médica y, sin saber sus intenciones, le proporcionó pastillas para dormir. “Pero Billy decidió tomarlas todas. Estuvo en coma durante días y días”, cuenta Judy, visiblemente afectada. “Fui a verlo al hospital y estaba pálido como una sábana. Pensé que lo había matado“.
Billy despertó, pero no había terminado con la idea. “Recuerdo que pensé que quería hacerlo de nuevo, pero esta vez hacerlo bien”. El segundo intento fue aún más desesperado: bebió una botella de limpiador de muebles con aroma a limón. Jon Small, pese a todo, lo llevó al hospital. “Aunque nuestra amistad estaba en ruinas, Jon me salvó la vida”, dice el músico.
Small, por su parte, también participa en el documental y reflexiona: “Billy nunca me dijo mucho, pero la única explicación práctica que puedo dar sobre por qué le afectó tanto es que me quería mucho, y le destrozó saber cuánto me había dañado. Con el tiempo, lo perdoné“.
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Tras esos episodios, Joel se internó voluntariamente en un centro psiquiátrico por algunas semanas. A partir de ahí, tomó una decisión clave: “Salí del hospital y pensé: puedes usar todas esas emociones y canalizarlas en la música”.
Billy Joel: And So It Goes se estrena en HBO este julio y promete mostrar no solo al ícono musical que todos conocemos, sino también al hombre que sobrevivió a sí mismo.