En el último episodio de Tenemos que Hablar, Rafael Araneda sorprendió al compartir una emotiva historia personal relacionada con una cábala especial que lo ha acompañado en sus años como anfitrión del Festival de Viña del Mar.
Araneda, quien estuvo a cargo de la animación del festival durante ocho años mientras Chilevisión lideraba el evento, reveló a su familia un detalle desconocido sobre su conexión con el certamen.
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Con su regreso confirmado para los próximos dos años, ahora junto a Karen Doggenweiler y bajo la producción de Mega, el animador no dudó en abrirse en el podcast familiar, revelando su experiencia.
Durante la conversación, Marcela Vacarezza, su esposa, le preguntó sobre una de las curiosidades más recurrentes de sus seguidores: ¿tiene alguna cábala para el Festival de Viña?
Araneda entonces compartió su ritual. Según contó, lleva consigo fotografías de sus padres y una cruz, un símbolo que tiene una historia especialmente significativa para él.
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“Tiene una historia muy bonita. Los amigos de efectos especiales de TVN, siempre me dijeron que había muchas envidias en este medio, y me regalaron esta cruz”, relató el animador.
Y la historia va aún más allá: “Cuando muere mi papá, y lo ponen dentro del cajón, que es bien fuerte porque ponen el cuerpo ahí, lo visten, hacen cosas bien prácticas. Ahí tomé sus manitos y le puse la cruz (en el pecho)“.
Al regresar al canal después de la partida de su padre, Araneda fue recibido por sus compañeros, quienes, al escuchar su relato, decidieron regalarle una cruz idéntica a la que él había dejado con su padre.
“A los tres días apareció la misma. ‘Rafita, aquí está’, me dijeron, y la llevo para todos lados, me la pongo en el bolsillo“, comentó emocionado. Para Araneda, esa cruz representa una protección constante.
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Y confesó que siempre la lleva “al lado del corazón y en el auto también”. Recordó, además, un momento que refuerza aún más su apego a este amuleto: “La dejó ahí para no perderla, porque cuando anduve en bicicleta sin ella, me atropellaron”.