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Falleció el padre de los hermanos, Samantha, Fabrizio y Nicolás Copano. “Mi papá se fue ayer 28 de agosto. Hoy lo recordamos. Papá siempre llegaba”, escribió el periodista en la red social X (Twitter). Por su lado, el comediante reflexionó en Instagram lo siguiente: “Te amo papá. Espero estar a la altura”.
La muerte de Patricio Copano Sánchez, producto de un cáncer, calzó con el cumpleaños del comunicador: Nicolás Copano cumplió 38 años el mismo día. Sin embargo, el periodista se tomó el tiempo de dedicarle algunas palabras en una columna que escribió en la revista Anfibia.
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“En un país de papitos corazón, hubo uno que hackeó su propio dolor y lo transformó en un trampolín de amor”, se lee en el texto bautizado como “Oda a un padre bueno”.
En Velvet, dejamos algunas de las frase más conmovedoras.
Nicolás Copano celebró varios gestos de su padre. “Papá no tuvo papá. O sea, sí lo tuvo, en algunas cosas. Pero no de la manera en que él fue con nosotros. A una escala como las catedrales que ahora visito cuando viajo para entender la arquitectura de las ciudades. Mi papá diseñó los planos de la casa que mi mamá disfrutará en el sur, y también los nuestros y los de sus nietos. Mi papá corrió por mí y mis hermanos”.
Mi papá se fue ayer 28 de Agosto.
Hoy lo recordamos. Papá siempre llegaba.https://t.co/nC5z7fq2HJ— Nicolas Copano (@copano) August 29, 2024
En la columna reveló que tuve a mi lado a un hombre que siempre tenía una palabra sabia para quien se le acercaba buscando algo. El dolor de no haber cumplido con la lista tradicional a veces aparecía. Y en estos días de agonía, me regaló frases sobre cómo van a llegar las cosas que no compartiré, porque hay cuestiones que son para uno”.
También destacó los sacrificios que hizo su padre por su familia. “Yo trabajo los domingos por mi padre. Mi padre trabajó por nosotros, para que estuviésemos bien. Nunca pasé frío ni hambre. Los juguetes llegaban, y si no, llegarían tarde o temprano. Papá era tacaño a veces. Y no corría riesgos. A veces sacrificaba el disfrutar, y eso era crítico”.
El escritor también mencionó que “hace unos días dijo que temía que su nieto lo olvide. En la cama, con las manos frías por el cáncer, le recordé que mi abuela me traía cositas cuando llegaba a saludarnos. Eran dulces baratos, jaja, se reía. Quizás fue la última vez que lo escuché reír”.
Nicolás recordó una de sus mejores conversaciones. “Una de las mejores charlas que tuvimos fue cuando jubiló. Yo lo tenía contratado. Llegó a un Starbucks con una carpeta azul que firmé, y de la nada me dijo: Me preocupé de que no les faltara nada. Y cerró con una reflexión: Lo que yo aprendí sobre la vida y el trabajo es que todos los autos tienen cuatro ruedas. Unos son más grandes, otros más pequeños, pero se llega igual”.
