Revista Velvet | Sri Lanka, la perla del Índico
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Sri Lanka, la perla del Índico

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Sri Lanka, la perla del Índico

POR María Paz Maldonado | 04 agosto 2024

Es una gota debajo de la india, justo entre el Sudeste Asiático y Asia Occidental. Pequeña, sencilla y auténtica, la antigua Ceilán es uno de los secretos mejor guardados de esas coordenadas, aunque no por mucho tiempo. 

Lanka, Celao, Ceilán o Serendib. Sri Lanka es el país de los mil nombres, el último se le concedió en 1972 y significa “tierra resplandeciente” en sánscrito. Nada más oportuno para definir a esta isla que brilla como una perla al sur de Asia, entre campos de té, templos budistas y playas surferas.

La primera vez que la visité fue en 2022, con más curiosidad que expectativas. Buscaba un destino tropical, barato, seguro y sin tanto caos turístico como con el que me había encontrado en el Sudeste Asiático algunos años atrás. Sri Lanka cumplió con todo lo que buscaba y muchísimo más. Tanto así que esta es mi cuarta vez en la isla, y mientras escribo este artículo ya estoy soñando con cuándo será la quinta.

¿Qué tiene Sri Lanka que la hace tan única y especial? No son sus playas paradisiacas de agua turquesa y palmeras inclinadas hacia el mar; ni sus templos budistas excavados en roca hace miles de años; tampoco sus exóticos parques nacionales o sus olas perfectas para el surf y su delicioso té, considerado de los mejores del mundo; ni su población de casi 6.000 elefantes (la mayor fuera de África).

No, no es su belleza indiscutida ni su riqueza cultural. Es su gente.

Son las personas las que hace tan única y especial a Sri Lanka y quienes entusiasman a todos los que visitemos la isla, siempre queramos volver. Es su estilo de vida sencillo, su ritmo tranquilo, la honestidad y la autenticidad todavía intacta en medio de un turismo incipiente que aún no sabe de masas, y al que la ha costado levantarse luego del tsunami de 2004 y de la guerra civil que terminó en 2009.

Sentí a esta isla como esa ‘invitada tímida’ de la fiesta que no sabe lo maravillosa que es, pero que con su llegada se roba todas las miradas. Me pregunto si se mantendrá así cuando el mundo la descubra, porque eso ocurrirá. No por nada la comparan con Bali hace 25 años, antes de que las masas aterrizando la reinventaran.

SURF Y YOGA EN EL SUR

El sur de Sri Lanka promete olas para surfear perfectas y para todos los niveles. De hecho, es uno de los lugares más amigables para aprender (lo digo por experiencia), sobre todo, por la calidez de sus aguas y las escuelas de este deporte a precios bastante asequibles. A la fecha, una clase de 1 hora –con la tabla incluida– puede costar 5000 a 8000 rupias ($17 a $26 USD).

Para que marques en el mapa, las ciudades que congregan la movida surfera en el sur son Weligama, Hiriketiya, Mirissa y Ahangama.

Además, muchos hoteles y surfcamps han decidido complementar el boom por unir la tabla con el yoga, así que encontrarás múltiples estudios y opciones para tomar una relajante sesión frente al mar.

Lo mejor es que viajar por el sur no te llevará mucho tiempo, ya que las distancias son bastantes cortas y moverte en sus tradicionales tuk-tuk lo hace bastante fácil y barato.

EL TREN “MÁS LINDO DEL MUNDO”

Es probablemente una de las actividades más auténticas e imperdibles que ofrece Sri Lanka. Herencia de los británicos, como muchas de las cosas ‘modernas’ que verás en la isla, el tren llegó en 1876 para convertirse en un eje económico ampliamente utilizado hasta el día de hoy.

Su recorrido más emblemático es el que va desde su capital budista Kandy hasta el pueblo de montaña Ella. Un serpenteante trayecto que se abre camino entre la bruma de la montaña de 150 kilómetros, y ¡que demora cerca de siete horas! Pensarás ‘qué lento’, ¿no? Pero créeme que vas a agradecer el ritmo tranquilo de la locomotora para deleitarte sin prisa con la naturaleza exuberante, puentes que desafían la gravedad –como el legendario “Puente de 9 arcos”–, cascadas maravillosas, pequeños pueblos encaramados en las montañas, terrazas de arroz y claro, campos de té infinitos con sus recolectoras que te saludan al paso.

CIUDADELA DE SIGIRIYA

Este yacimiento arqueológico es una de las postales más reconocidas de Sri Lanka. Se trata de un imponente peñasco de 200 metros que parece caído como parte un meteorito en medio de la espesa vegetación: La Roca del León. En ella, hace 15 siglos existió un imponente palacio y fortaleza, rodeados de jardines y un foso con murallas. Fue tallada con la forma de un fiero león para advertir a los posibles enemigos, del que hoy sólo quedan las patas delanteras. Para ascenderlo hay que subir nada menos que mil escalones. Una hazaña que merece la pena.

GALLE: CIUDAD COLONIAL

Es una de las más importantes después de Colombo (la capital) y concentra la huella de todas las civilizaciones que alguna vez pasaron por ahí: primero los portugueses, quienes la fundaron en el siglo XVI; los holandeses (siglo XVII) y los británicos, que llegaron en 1976 y gobernaron hasta 1948, cuando la isla se independizó.

El pasado colonial se hace evidente en sus calles de piedra, iglesias católicas, el su imponente fuerte y en costumbres tan arraigadas como su fanatismo por el cricket.

TEMPLOS BUDISTAS MILENARIOS

Sri Lanka mantiene una perfecta y singular simbiosis entre el budismo, hinduismo, islam y cristianismo. Aunque los budistas representan el 70% de la población y, probablemente, se llevan toda la atención de los turistas.

Templos milenarios como Sri Dalada Maligawa, Anuradhapura y Dambulla –todos Patrimonio de la Humanidad– son imperdibles para empaparse del pasado y presente budista. Quizás los monjes con túnicas naranjas, calvos y descalzos son quienes mejor personifican el espíritu que cautiva de Sri Lanka: sin prisa, auténtico y sencillo. Detente a observarlos, baja el ritmo y quizás a ti también te atrape esta isla.

¿CUÁNDO ES MEJOR VISITAR SRI LANKA?

Para evitar la temporada de lluvias (monzones), al viajar por el suroeste, la mejor fecha es entre diciembre y abril. Mientras que en el noreste los meses recomendables van desde abril a septiembre.

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